En los campos, los arados hieren las pajas que, después de las lluvias, están más blandas y hacen hueco a los granos de la sementera que llegarán a verdear entre lluvias, nieblas y las heladas, pasados unos meses.
Algunas aves se juntan hasta que se deciden al largo viaje; las cigüeñas, sin embargo, ya ni se van; a los pajarillos poco se les siente.
En la casa, por las mañanas, ya no hay la misma temperatura de hasta hace unos días. La lluvia ha hecho que se
refresque todo un poco. Te arreglas igual, pero cuando te marchas
es casi de noche y cuando vuelves ya se ha puesto el sol. De los árboles las hojas caen. Las castañas y las setas tiñen de marrones la nueva temporada. Los labios, que conservan todavía
la dulzura de melocotones, nectarinas, albaricoques, sandías, peras de
San Juan, higos, cerezas, moras,… se estremecen ante las ácidas pieles
de los primeros cítricos. Las calabazas ya adornan los escaparates y anuncian
esta fiesta foránea que ya casi la hemos hecho nuestra.
El recorrido del sol es
bastante más agudo* y sus rayos se cuelan por debajo del toldo que, de poco
sirve ahora. Y aunque, a ratos, parece que juegue al despiste, la nueva estación ya va dando mansas señales de que llega e inexorablemente y poco a poco, se acerca final de mes y con él, el cambio
de hora que es cuando ya no habrá duda de en qué corredor nos metemos y del que
no sacaremos el hocico hasta marzo. Así empieza el otoño, el tiempo de la calma.
Con todo y con eso, a mí, el otoño me cuesta un poco, a pesar de que siempre es tiempo de renovación, no suelo empezar casi nada como lo dejé en junio. Los cambios me llegan en otoño. Mas, este año
se acumulan las mudas: no se renuevan
los cursos de los que tanto disfrute meses pasados y los nuevos ni se abren.
“La crisis”, dice la secretaria. Y siguen los goteos: alguien que ya no está, que no volverá, y ya van más de cuatro. Alguien que se va fuera, en esta vuelta de verano, dos amigas marchan a trabajar al extranjero, una
lo ha buscado, otra ..., la empresa.
Habrá que dar tiempo a que se
asienten estas variaciones, el paso del tiempo canjea las coyunturas. El
tiempo es mudanza.
*Agudo: rápido.