El título de la película, Quai
d’Orsay hace referencia al palacete que, en París, alberga al ministerio de asuntos
exteriores.
La película es el resultado de la adaptación al cine del TBO ideado por Antonin Baudry y Christophe Blain de gran éxito en Francia; e igual que el cómic, recrea los dos años durante los que Dominique de Villepin fue responsable de la diplomacia francesa.
La película es el resultado de la adaptación al cine del TBO ideado por Antonin Baudry y Christophe Blain de gran éxito en Francia; e igual que el cómic, recrea los dos años durante los que Dominique de Villepin fue responsable de la diplomacia francesa.
En la
ficción, el ministro se llama Alexandre Taillard, hombre de buena planta, buen
deportista y de gran vigorosidad que, como está sumamente preocupado por sus
discursos, requiere la ayuda de una persona
que maneje bien el lenguaje, por lo que contrata al joven Arthur Vlaminck, flamante licenciado
del ENA, para que le elabore sus discursos.
Tavernier a través de la mirada fresca de Vlaminck muestra en la pantalla lo que se puede suponer es el día a día de un
ministerio con su retahíla de funcionarios: asesores, consejeros, secretarios,
secretarias que gravitan en torno al ministro, como lo hicieran los cortesanos
en torno al rey; es por eso por lo que, todos conocen bien los
temples del ministro y ‘sujetan bien sus papeles’ cada vez, que oyen los
golpazos de las puertas de los despachos. Y es, entre toda esta troupe de tecnócratas que dificultan su tarea que debe pasar sus días y con la que Vlaminck debe tratar y sortear ya que, ni entre todos son
capaces de encontrarle una mesa para que pueda trabajar con comodidad porque,
con seriedad ya trabaja, y eso que, al ministro, nunca le gustan sus discursos
y frecuentemente le remite a Heráclito.
Tavernier, con buena dosis de humor
e ironía, confecciona una comedia política mordaz, una sátira sobre el poder, sobre los personajes públicos
gracias a que consigue un ritmo vivo y logra
unas magníficas interpretaciones de los
actores. Sin embargo, la película se hace un poco larga, los enojos del ministro se repiten una y otra vez; el espectador después de un rato ya espera que, en algún momento, pase algo nuevo. Será solo al final, cuando aparecerá ese algo diferente: se nos brinda un extracto del
discurso que Villepin pronunció, en 2003, delante del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas y que fue largamente aplaudido por los asistentes.
Director: Bertrand Tavernier.
Intérpretes: Thierry Lhermitte, Raphaël Personnaz, Niels Arestrup.
Francia: 6 noviembre 2013. 1h 53min.
Premios:
* Festival de Saint-Sébastien 2013 : Prix spécial du jury pour le meilleur scénario décerné à Antonin Baudry, Christophe Blain et Bertrand Tavernier.
* Prix Lumières 2014 : Meilleur espoir masculin pour Raphaël Personnaz.
* César 2014 : César du meilleur acteur dans un second rôle pour Niels Arestrup.
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