En alguna ocasión, oyes una frase y la haces tuya: “Yo tengo ya más pasado que presente y más presente que futuro”. No sabes muy bien ni cómo ni cuándo, pero, en un momento, te llega ese día. Un día en el que el pasado se presenta para celebrarlo.
La vida es un complejo conjunto de recuerdos, los recuerdos que recuerdas, la memoria que ya no es viva.
Solo las arrugas delatan refriegas insensatas e inútiles que apolillan.
La vida queda en la memoria donde ardía.
Unas veces, te ves como una enana a hombros de gigantes, con pies de hormiga. Otras solo ves el mar, la mar afectuosa, reposada y lechosa de aguas que no se detienen.
Rememoras momentos.Todo ha quedado ya asentado del lado de los tiempos pretéritos, de los de aspecto perfectivo.
Es fácil adivinarlo, soy de otoño y sus colores cobre melancolía atavían mi memoria, que se retorna viva.
Una vez en el presente, recreas un futuro, aventuras compañías para este día, pero la vida se adelanta y se fuga con los deseos.
Es imposible no recordarlo, después de tantos años... Creía que aguantaría pero se fue, sin quejarse de nada, ahora es como una estrella que despide luz en el firmamento, aun apagada.
La vida ya ha pasado y, en ocasiones, ha dejado brasas vivas bajo las trébedes, en otras, únicamente la mimosa cernada gris que las cubría.
Yo soy esa, a veces, remanso, a veces, vehemencia encendida.
Hoy viajo cerca.
El mañana queda cada vez más próximo... Sutilezas.
Y seguir rompiendo techos de cristal.
El mañana queda cada vez más próximo... Sutilezas.
Y seguir rompiendo techos de cristal.
Quería escribir algo bonito para mí y después de ciertos cuidados, ha quedado así.
2 comentarios:
"Brasas vivas bajo las trébedes"... ¡qué bonito!
Preciosos tus posts, Covadonga, no los conocía y, a raíz de éste, he leído otros. Preciosos. Pilar.
Muchas gracias Pilar. Celebro que te guste el blog.
Un saludo.
Covadonga
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