Don Rigoberto, hablando de los hijos de Ismael y Clotilde, de las hienas, como su propio padre los llamaba:
"Habían ido al mejor colegio de Lima, tenido profesores particulares para las materias en las que flaqueaban, hecho cursos de verano en Estados Unidos e Inglaterra. Aprendieron inglés pero hablaban un español de analfabetos mechado con toda esa horrible jerga y apócopes de la juventud limeña, no habían leído un libro ni acaso un periódico en su vida, probablemente no sabían las capitales de la mitad de los países latinoamericanos y ninguno había podido aprobar ni siquiera el primer año de universidad."
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