" Tímidamente asomó el reproche:
-Nunca le dijiste que le querías.
Y lo que empezaba como acusación se transformó en una defensa ardorosa del poeta de Pagán.
- Tu padre tenía sus cosas...
Durante una pausa debió enumerarlas para él, sin dejarlas traslucir.
- Pero aparte de que ya pagó por ellas, era un hombre de talento.
-¿Talento?
- Lo que él tenía y yo no. Lo ves desde el primer día y dices: Es un elegido de Dios. Le irá mal en la vida, pedirá limosna y te reirás de él, pero sabes que está por encima de ti sin discusión posible. Eso es el talento. Y ese valor le hace desgraciado porque los demás se lo tienen en cuenta."
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