Durante estos meses de confinamiento, he vuelto a revisar mis estanterías para seguir leyendo de ellas, sabiendo que cualquier libro que eligiera es un clásico, o bien un clásico, clásico, o bien uno clásico de mi estantería porque ya llevaría en ellas varios años; y, al revisar para elegir, me he encontrado con libros que no sé por qué, si los compré, no los he leído antes. Bueno, creo que por el afán por leer novedades y leer, durante las vacaciones, los libros de la biblioteca de Isabel, que eran novedades, y así han ido quedando sin leer, mes tras mes, año tras año, aunque bien cuidados, eso sí.
Los libros que he elegido al final, han sido solo dos: uno un clásico universal donde los haya y el otro un clásico moderno, merecedor de los intelectuales de los años sesenta.
Los dos van de héroes y los dos tienen muchas páginas y, sin embargo, no ha sido esa la razón por la que los he elegido ya que, la única motivación para elegirlos ha sido tener la ambición de haberlos leído por ser grandes obras y la de contar en el "haber" de mis estanterías dos libros más leídos porque no sé si me va a dar la vida para leer todos los libros que tengo en casa y, ante esta circunstancia, me he puesto manos a la obra y en ello estoy. Sé que he leído despacio y con dedicación irregular; hubiera tenido que haber leído más, haber sacado más horas de lectura pero, no siempre he encontrado los momentos para hacerlo a pesar de haber estado en casa y sin salir, pero otras ocupaciones me han distraído.
Bueno, concretamente, los libros que he leído han sido:
Rayuela de Julio Cortázar. Rayuela es el libro más original, en cuanto a su concepción, que, hasta ahora, he leído. Es ingenioso, riguroso, fascinante. Te lleva de la mano a callejear por París siguiendo a los protagonistas, contagiándote de la atmósfera de la ville lumière, de sus gentes, de sus locales, de su jazz.( Cortázar y su pasión por el jazz que ya aparecía en el libro que leí antes que Rayuela, Las armas secretas). A la vez, no puedes dejar de prestar atención a lo que dice Cortázar. Rayuela está salpicado de frases maravillosas,yo he puesto ya, algunas, en el blog. Es de verdad ,un libro que uno no puede no leer.
Me gustaría añadir que, a esta admiración por el libro, ha contribuido el haber comprado esta edición de Andrés Amorós, con mil y una explicaciones. Es por eso por lo que después de leer Rayuela, llegas a la conclusión de que has aprendido muchas cosas de muchas cosas y que solo puedes entender el significado de algunas de ellas si ya tienes un cierto bagaje y en este sentido recuerdo a una chica que se paseaba con su Rayuela muy contenta, se lo había aconsejado su profe de la facultad. Después de un par de años o así, le pregunté por este libro y me dijo que no lo había terminado, que lo había dejado. Esto me hizo pensar que qué tendría el libro porque es una buena lectora. Ahora ya sé lo que tiene y a mí me ha cautivado.
Después el elegido fue La Ilíada de Homero. Conozco la historia de esta epopeya con mucho detalle, pero no es por haberla leído entera y, por está razón, cuando buscaba qué libro leer y tropecé con él y pensé que eso no podía ser, que había llegado el momento de leerlo ya que la tenía en casa.
La Ilíada, otra maravilla. Sus descripciones son extraordinarias, ¡cuánto detalle!.
Al leerla, recordé una conferencia a la que asistí -que fue estupenda, por cierto- en la que había un papá con su hijo de 2º de bachillerato. Al final de la misma, fue casi el único que le hizo preguntas al profesor que la impartió y éste estaba encantado de que un joven se interesara por esta obra y con tanto detalle. Él dijo que había sido su padre quien le había acercado a Homero.
¡Cuántas anécdotas se producen entorno a los libros!
Durante su lectura, me venía à l' esprit lo que yo digo, a veces, que los orígenes, las fuentes, están en Europa, en su historia, en su literatura y pensaba en ese momento en El señor de los anillos que no he leído y, en su momento creí que estaría bien ver las películas. No las pude ver enteras, cambiaba de canal; me causaba gran angustia tanto sobresalto, siempre los buenos en peligro, tanta violencia..., pero son eso, las epopeyas.
Me ha dado pena la muerte de Héctor y lo que Aquiles hace con su cuerpo, pero, al mismo tiempo, he pensado que eso es lo que lo magnifica, si Héctor hubiera sido un guerrero cualquiera, Aquiles ni se hubiera molestado en pelear con él y mucho menos en recogerlo para exhibirlo.Después, la muerte también alcanza a Aquiles, cosa que él lo sabía. Es el destino de los héroes, que ninguno de los dos rehuye.
La vida, la gloria; la muerte, la gloria; la eternidad...
Ahora ya creo tener pensado qué libros seguir leyendo, aunque dudo un poco. Veremos a ver.