«Te deseo la mayor felicidad, caso de que la felicidad exista, posibilidad que tampoco hay por qué descartar del todo, a pesar de que bien pocas huellas de ella podamos encontrar en este mundo que nos ha tocado en suerte». (Pág. 130)
«Tus hermanas puede que sean menos calamitosas que tú, pero también ellas han salido bastante raras y despistadas, cada una en su estilo. Tampoco a ellas las he educado ni las educo, porque muchas veces, demasiadas, me sentía y me sigo sintiendo como una persona que no me cae simpática. Para educar a otro, hay que tener un poco de confianza en uno mismo, tenerse por lo menos algo de simpatía». (Pág. 62)
No hay comentarios:
Publicar un comentario