Un día viendo la tele, anunciaron esta exposición en Alicante, me llamó la atención, y, me dije que podía ser interesante ir a visitarla. Enseguida pensé en mi amiga Encarna que vive en Murcia, como nunca he ido a Murcia, me pareció que sería una buena ocasión para pasar la mañana con ella y luego, por la tarde, volver a Alicante y ver la exposición. Cuando se lo comenté, me dijo que ella también quería ir a verla con su niña y así pasaríamos el día las tres juntas en Alicante. Entonces, mejor que mejor porque me dieron hora a primera hora de la tarde y ya no me daba tiempo a ir a Murcia. Desafortunadamente, la peque cogió el Covid y se puso bastante mal, por lo que ya no se pudieron acercar a Alicante. Entonces me quedaba tiempo por la mañana y se me ocurrió contratar un tour Civitatis que estuvo francamente bien porque me permitió visitar Alicante y aprender cosas relacionadas con su historia y su momento actual.
Luego me fui hacia la exposición. El museo está algo lejos del centro y en la parte alta de la ciudad, recuerdo que me costó bastante llegar, debió de ser por la subida y porque se levantó una brisa que te llenaba la cara de arena de la playa.
Le exposición está muy bien. Las salas del museo que se dedican a la exposición son magníficas. Las piezas están expuestas con un gusto exquisito y la visita guiada fue buena y completa. Tan estupendo fue que se me hizo breve; la verdad es que me hubiera gustado ver más guerreros.
Podía a ver vuelto a entrar, pero ya se me hacia la hora de volver y solo pude ver algunas de las salas del museo arqueológico muy de pasada.
En resumidas cuenta, el día de Alicante resultó muy agradable y pude resistir bien; tenía mis dudas. Guardo también un buen recuerdo de un delicioso helado de tocinillo de cielo de heladerías Borgonesse. Ya sé que tendría que haber tomado el de turrón por estar en Alicante, cuna de turrones, pero esto será para la próxima ocasión.
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