Harold, lleva una vida muy anodina desde que se jubiló. Está casado y pasa su tiempo cuidando el jardín de su casa. Un día recibe una carta de Queenie una antigua compañera de trabajo de la que no tenía noticias desde hacia 20 años cuando dejó la empresa. En ella, Queenie le anuncia que tiene cáncer y se va a morir. Él le escribe una escueta nota que no le satisface. En realidad no sabe qué contestarle, la noticia le dejó sobrecogido. Aún y así, va a echarla al buzón de correos.
Por el camino, no deja de pensar en su amiga y decide llegarse hasta el próximo buzón pero, poco a poco, va naciendo en él la idea de que tiene que ir a verla y se pone en camino hasta Berwick-upon-Tweed, al norte de Gran Bretaña, tal y como había salido de su casa: náuticos, ropa ligera, sin mapa, ni siquiera lleva el móvil para avisar a su mujer de que se había puesto en marcha, de que quiere presentarse en Escocia porque estima que de esta manera podrá salvar a su amiga a la que cree deberle al menos eso; presupone, además, que Queenie podrá salvarse al saber que él irá a verla.
Así, de esta manera un tanto insólita, comienza una peregrinación de 87 días y 1.009 kilómetros durante la cual va a encontrar personas que le van ayudar de forma altruista porque admiran su valentía por haber decidido hacer algo con su vida y le animan a seguir adelante; otras por el contrario, acaban aprovechándose del revuelo que provoca la noticia pero, a Harold, esto no le importa ya que el viaje le está sirviendo para conectar con él mismo e ir descargándose de un pasado que le pesaba demasiado, sobre todo, su infancia y adolescencia, en las que nunca sintió el amor de su padre, y más recientemente su relación con su único hijo y con su esposa después de un funesto suceso.
Tan asombroso viaje en el que la naturaleza está siempre presente, sirve a la autora para ir deslizando plácidamente un raudal de mensajes sobre que la fuerza de los sentimientos está por encima de la razón, sobre lo poco que necesitamos para ponernos en marcha, sobre la belleza de la naturaleza y todas sus bondades, sobre la frialdad de las relaciones y lo aislados que estamos y sobre muchas cuestiones más que cada lector descubrirá en su lectura particular de este relato.
Esta es una novela para lectores que dejen descansar la razón y se dejen seducir por la prosa sencilla, limpia, clara, sin demasiados recovecos y con cierto gusto por la estética de Rachel Joyce y que no piensen que el viaje de Harold Fry es una historia inverosímil, como algunos afirman. Creo que estos últimos no pensarían lo mismo, si Harold hubiera decidido salir de Roncesvalles y llegar hasta Santiago de Compostela; que para el caso daría lo mismo: el peregrinar como promotor de innovaciones vitales que, no es una ninguna idea original, cierto; pero desde siempre, lo que cuenta es el viaje.
El insólito peregrinaje de Harold Fry.
Rachel Joyce.
Núm. pág: 336.
Salamandra 2012.
Título original: UNLIKELY PILGRIMAGE OF HAROLD FRY, THE
http://www.salamandra.info/fitxa.php?titol=824
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