"Son tus labios una cinta escarlata, tu habla encantador. Tus mejillas, como cortes de granada..."
Carmín nº 1." de Frantisek Kupka. |
Hay librerías para leer y comprar y hay librerías para comprar y marchar. Las primeras son como las cafeterías donde puedes pasar un rato sentada frente a tu taza de humeante chocolate y las otras se parecen a los bares de copas, de más fácil acceso, grandes focos, puertas abiertas de par en par aunque eso sí, también, con segurata a la entrada, como si los robos de libros coparan las portadas de todos los periódicos, o como si los lectores fueran gente de la peor calaña. En fin, que haciéndome todas estas reflexiones, estaba yo deambulando por los pasillos de expositores y sorteando los montones de libros que estaban apilados en lugares bien visibles para el consumo inmediato en una de estas librerías fast-shopping, que tan bien van para estar al corriente de las últimas novedades editoriales; cuando mis ojos, de forma totalmente azarosa, se fueron posando sobre los títulos que, para sus mejores novelas, han elegido un ramillete de escritoras; sí, de mujeres y que leídos uno detrás del otro, era como si tuvieran oculto un acróstico y si no ...
Me quedo quieta un momento. Miro. Y ahora, ¿qué más? ¿A ver si he perdido el hilo?... Pero en el suelo hay una línea verde que conduce a otro pasillo, allí me espera algo prodigioso: “366 frases que toda mujer debe saber” – con este, tengo una frase para cada ocasión, es para tenerlo de lectura de cabecera, porque… ¡Ya son frases! Sigo y de repente, me asalta, de otro montón de libros, una pregunta trascendental: “Y AHORA… ¿dónde tendemos las BRAGUITAS ROSAS?” Y mientras pienso en el mejor de los sitios para tan delicadas prendas, siguen ejemplares de temas mayores: sobre el amor y sus demonios; sobre la mujer que somos y la que nos gustaría ser; sobre los recovecos del destino; sobre el valor de la amistad; sobre el desengaño, la confidencialidad, la pasión, la traición, el menosprecio, …Uy, uy uy, que la cosa se pone seria
Carmín de Alizarina. Victoria Jáimez. |
Salgo de la librería, voy caminado por la amplia cera de la avenida y recuerdo a las mujeres de otras épocas, protagonistas celebérrimas salidas, casi todas ellas, de la pluma de escritores masculinos: La Regenta, Ana Karenina, Madame Bovary, Fortunata y Jacinta, La Cenicienta, Eugénie Grandet, …. todas ellas bien prietas en sus corsés, con varias capas de enaguas y faldones y sujetas a tantos y tantos preceptos.
- ¿Qué pensarían ellos de estos títulos propuestos por estas escritoras?...
-¿Qué las mujeres somos objeto de deseo y siempre damos mucho para escribir?
-Por ejemplo.
-Por ejemplo.
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