Me estoy animando a hacer esta breve memoria de las lecturas que hago por trimestres. Yo la veo, al menos, dos ventajas. La primera de ellas es que me lleva menos tiempo que hacer una entrada de cada una de ellas por lo que puedo hacer de todas. La segunda me permite recordar las lecturas de esos meses con una cierta lejanía y regusto. Además, últimamente, tengo la impresión de que no han sido muchas, que podía haber leído más, pero ya se sabe que esto de leer, va como va, unas veces te da más de sí el tiempo y otras menos.
La temporada -o como dicen los franceses, La rentrée-, la empecé con el último Prix Goncourt, Au revoir la haut- Nos vemos allá arriba de Pierre Lemaitre, singular historia sobre las consecuencias de la guerra mundial en las personas corrientes o no tanto. De esta novela sí que hice reseña.
Después leí a Javier Pérez Ándujar, Los príncipes valientes. Este libro me lo regalaron. No sabía muy bien qué era lo que me iba a encontrar, pero tenía que leerlo y resultó que fue muy entrañable. Es un poco como Cuéntame que me pasó, pero novelado donde el autor rememora parte de su vida y todo lo que en aquellos años formó parte de la misma y la de todos de su generación y para quienes leer este librito es un delicia recordar las series de televisión, sus personajes, pero absténganse melancólicos porque en esta obra, los rosados toques de nostalgia, se sustituyen por buenas pinceladas de humor.
A continuación leí a Yasmina Reza. Es una mujer fascinante. Vino a presentar su último y exitoso libro Heureux, les heureux, Felices, los felices, -que toma el título de una cita de J.L. Borges-, que estando bien, creo que le falta un poco más de brío. Tal vez, esta consideración esté influida porque me hubiera gustado encontrar, en la novela, esa gota de personalidad de mujer resuelta y decidida que ella tiene. Me gustaría añadir además que, en la entrevista, explicó que ella es una escritora de teatro, lo que me ayudó a encontrar respuesta a una pregunta que siempre me había hecho y era que por qué, con cierta frecuencia, se habían adaptado algunas de sus novelas al teatro.
Luego leí el último de los tres relatos que componen mi edición de Herman Melville, Billy Budd. Ahora me ha dado por dejar sin terminar algunos libros que son de relatos cortos, a los que recurro, cuando ando saturada. Este es de todo lo que he leído de Meville el que menos me ha cautivado y eso que mi consideración hacia Herman Melville es grande. Dejo aquí un muy buen resumen del tema del libro que he encontrado en la introducción a esta edición de Cátedra. En Billy Budd es "donde Melville caricaturiza la prudencia como engendradora de una moral social mediocre, insensible y miedosa de la grandeza que supone la ruptura con las convenciones sociales y el orden establecido". Para mi esta cita no hace más que recoger la intención que tenía el autor al escribir este relato.Tal vez, lo relea para mejorar mi impresión, como últimamente hace una amiga que relee mucho.
Luego he ido saltando por varias antologías de cuentos, una policíaca: E.A. Poe, W.W. Collins, A. Conan Doyle, M. Leblanc, G. Leroux, G.K. Chesterton, E. Pardo Bazán, J. Frutelle, D. Hammet y R. Chandler.
La otra de autores realistas y naturalistas del S. XIX: Fernán Caballero, Juan Valera, G. A. Bécquer, P. A. de Alarcón, J. Mª de Pereda, B. Pérez Galdós, E. Pardo Bazán y Leopoldo Alas "Clarín", en las que me he encontrada de todo, desde relatos muy interesantes hasta otros más flojos.
En Navidad, leí a Ana Mª Matute, Demonios Familiares, que me encantó y eso que la novela no está terminada, por lo que lamentas que la vida no le concediera más tiempo para poder desarrollar todo lo que se adivina en este libro.
Así terminó la saison, attendrons la prochaine.
En Navidad, leí a Ana Mª Matute, Demonios Familiares, que me encantó y eso que la novela no está terminada, por lo que lamentas que la vida no le concediera más tiempo para poder desarrollar todo lo que se adivina en este libro.
Así terminó la saison, attendrons la prochaine.
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