Cuando volví a Occidente, descubrí que existían tres cosas de las que era mejor no hablar para no desacreditarse.
La primera, Dios: su solo nombre se consideraba ofensivo y susceptible de provocar la ira.
La segunda, el amor: no resultaba admisible si no iba precedido del verbo hacer.
La tercera, afirmar que el celibato y la soledad pudieran ser experiencias positivas, enriquecedoras y hasta gratificantes.
W. GROSSMAN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario