A veces los acontecimientos se suceden apresuradamente y no da tiempo a hacer todo lo que quisieres, por lo que, siempre hay cosas que quedan relegadas, como el comentario de esta película que lleva a medias tres semanas. Esta es la tercera película que veo sobre las relaciones entre profes y alumnos. Monsieur Lazhar y Dans la maison fueron las anteriores.
Tesis sobre un homicidio que nos acerca al mundo universitario. Y es en este mundo de élite en el que se mueve Roberto Bermúdez juez y profesor universitario de renombre, especialista en Derecho penal, que en un de sus seminarios contará como alumno a Gonzalo, hijo de un amigo suyo, alumno destacado y admirador incondicional del primero. Sin embargo, este alumno brillante despertará recelos en su profesor, tal vez por su misma excelencia o tal vez,-y como dice uno de los personajes de la película- porque: “A los treinta uno busca un lugar para trabajar, a los cuarenta ganar dinero y a los cincuenta prestigio”. Esta relación profesor-alumno-conocido desencadenará la trama de esta película de tildes psicológicas.
Roberto en su seminario inculca a sus alumnos la importancia de los “detalles” en una investigación. Esta relevancia que otorga a los mismos sumada a su presunción, vanidad o fe ciega en su capacidad de análisis le lleva a iniciar, por su cuenta, una investigación para resolver el asesinato de una chica en el campus universitario.
La historia sigue las pesquisas del juez continuamente, por lo que espectador tiene la certeza, como Roberto, de que sus investigaciones desenmascararán al asesino. Pero la importancia que da a una serie de datos o hechos fortuitos o aislados le lleva a un final sorprende, aunque abierto porque los detalles, a veces, son solo eso, detalles.
La película dirigida por Hernán Goldfrid, está basada en la novela de Diego Paszkowski de gran éxito en Argentina y cuenta como protagonista con un Ricardo Darín que está soberbio; encarna a las mil maravillas a este juez madurito, listo e irónico, de toques chispeantes de intelectual de vuelta de muchas cosas pero,… no de todas. Darín está acompañado por Alberto Ammann, que también borda el papel de ese alumno sobresaliente que incomoda tanto a su profesor.
La película me ha hecho recordar una frase que oí a M. A. Aguilar y que recojo como síntesis de la misma: “Hay convicciones que crean evidencias”.
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