El primer libro que leí fue En a la orilla de Chirbes,-del que sí hice la reseña-. Esta
novela densa me gustó, pero después de
leerla me costó un poco decidir qué libro iba a leer después. Cayó en mis manos, Vinieron
como golondrinas de William Maxwell. Lo elegí porque el título que me pareció
preciso y porque en verano, anidan, en la
cornisa de mi ventana, golondrinas que vienen a despertarme todas las mañanas. Si
el título tenía este atractivo casi poético, la narración estaba en
consonancia. La prosa de Maxwell es cuidada, pero liviana al mismo tiempo,
ligera, de una gran sensibilidad y delicadeza. Aunque también cuenta una historia bien triste, fue justo el libro que necesita
para despegarme de la historia de Chirbes que, después de leer a Maxwell me pareció un poco más áspera.
Después continué con esta historia refrescante y chispeante
de E.M. Delafield, Diario de una dama de
provincias. Es una historia divertida y, a medida que me adentraba en la
historia, más pensaba en que mi amiga P, es como la protagonista, les gusta vivir
siempre hacia adelante y si se meten en líos – que se meten-, pues, ya saldrán
o alguien las sacará. Hay alguna gente que este tipo de mujeres tan 'hacendosas' les desquicia, sin embargo, para mí, son ráfagas de aire fresco y es asombroso verlas manejarse en ese torbellino.
Después dudé mucho. No me suelo decantar por narradores
españoles actuales, pero esta vez, y en contra de todo pronóstico, he leído
varios. El primero de ellos, -mejor dicho el segundo después de Chirbes- fue José Ovejero con La invención del amor. Es una historia muy urbana, los personajes
son jóvenes de ciudad. Está bien, pero lo justo. Además, al leerla, da la impresión de que
al autor le cuesta la historia.
Luego salté al último thriller de Arturo Pérez-Reverte, El francotirador paciente. Esta historia de venganza transcurre en varias ciudades y una de ellas
es Lisboa. Dio la casualidad, de que por aquellos días Toño, Luis y Ana, me
hablaron de esta ciudad, de su magia, del Tajo… Ahora entiendo por qué algunos escritores
españoles se sienten tan atraídos por la capital lusa. Es una capital llena de
algo, que prevalece a pesar de la ingente cantidad de turistas que la recorre.
Siguió Al envejecer, los hombres lloran. Jean- Luc Seigle, que se me había olvidado y a no ser por mi libreta donde anoto todo lo que me llama la atención que tienen que ver con los libros, no lo hubiera incluido en este post de lecturas estivales.
Para terminar, le llegó el turno a Mujer loca de Juan José Millás. Una novela de autoficción. Corriente narrativa que está muy de moda en la actualidad en la que se fusionan la autobiografía y la ficción. Una nueva forma de narrar, la autoficción, que a Àlex le atrae muchísimo y a mí menos.
Ahora ya solo me faltan las lecturas de otoño, el teatro y las exposiciones. Me parece que va a ser imposible.
Ahora ya solo me faltan las lecturas de otoño, el teatro y las exposiciones. Me parece que va a ser imposible.