Antoine
tiene cuarenta años y una carrera musical exitosa. Un buen día, decide dejarlo
todo y cambiar de vida, alejarse del mundo que hasta ahora había conocido. Pasa
una temporada bastante perdido hasta que, en la oficina de empleo, le comunican
que tienen una oferta de empleo de conserje. A pesar de que no está muy convencido de
que ese sea el empleo de su vida, decide ir y consigue el empleo, no sin
asombro por su parte, porque él está convencido de que no encaja en el perfil de conserje; pero su jefa lo va a emplear porque: “Moi, j’aime les
gens pas sûrs d’eux, au moins ils
s’appliquent” y también porque hace caso a su intuición.
Se
instala en la casa del conserje que está en el patio por donde se accede a los
apartamentos y, desde allí, va ir descubriendo un microcosmos de lo más
variopinto y eso que, en principio, el raro era él: un vecino que imita los
ladridos de un perro por las noches y, por las mañanas, le pregunta si había oído ladrar
a un perro; un vendedor de bicicletas y otras sustancias; otro personaje que se
oculta en el cuarto de las herramientas del patio para pasar la noche y
pertenece a una secta y, menos mal que, para romper un poco la saga, encontramos al marido de su jefa, un exsindicalista que parece el más equilibrado de todos.Por su puesto que luego estaría su jefa, con la que va
a entablar una buena y especial relación, gracias a que aparece una grieta en uno de los muros de su casa, lo que le va a provocar un miedo terrible a que su bloque de pisos se derrumbe. Hasta tal
punto ese miedo se apodera de ella, que
se convierte en una obsesión y se consagra a la causa de lleno, hasta movilizar a otros vecinos del barrio,
alarmados por sus mensajes catastrofistas.
Todo
ello genera situaciones delirantes y de
cierto humor, aunque, a mí me daban un poco de pena, porque, a pesar de la
sutileza con la que están caracterizados, los personajes son seres frágiles, sensibles y sienten sobre su piel la soledad, contra la que luchan de la mejor manera que
saben, rezumando sonrisas unas veces, tristezas otras y , siempre mucha humanidad.
Sobre
los actores, pues no se puede decir otra cosa que están extraordinarios. Me
encanta Catherine Deneuve. Esta es la cuarta película que veo de ella
últimamente y en todas está asombrosamente bien. Estos papeles le van muy bien, es todo
naturalidad, sin estridencias ni sobreactuaciones.
Los personajes masculinos
que la acompañan están fenomenal igualmente.
Dans la cour - en un patio de París - In the Courtyard.
Director: Pierre Salvadori.
Reparto: Catherine Deneuve, Gustave de Kervern, Pio Marmaï, Féodor Atkine, Michèle Moretti, Nicolas Bouchaud.
Duración: 97 min.
País: Francia. 2014.
Dans la cour - en un patio de París - In the Courtyard.
Director: Pierre Salvadori.
Reparto: Catherine Deneuve, Gustave de Kervern, Pio Marmaï, Féodor Atkine, Michèle Moretti, Nicolas Bouchaud.
Duración: 97 min.
País: Francia. 2014.
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