Buscó y encontró en el estante de la poesía el libro de
Fray Luis de León. A la luz de la lamparilla, leyó el poema dedicado al músico ciego
Francisco Salinas. Lo había estado recordando la víspera en la duermevela y luego soñó con él. Lo había leído muchas veces y ahora, después de releerlo despacio, moviendo apenas los labios, lo confirmó una vez más: era el más hermoso homenaje dedicado a la música que conocía, un poema que, a la vez que explicaba esa realidad inexplicable que es la música, era él mismo música. Una música con ideas y metáforas, una alegoría inteligente de un hombre de fe, que, impregnando al lector de esa sensación inefable, le revelaba la secreta esencia trascendente, superior, que anima en algún rincón del animal humano y solo asoma a la conciencia con la armonía perfecta de una hermosa sinfonía, de un intenso poema, de una ópera, de una exposición sobresaliente. Una sensación que para
Fray Luis, creyente, se confundía con la gracia y el trance místico.
Mario Vargas Llosa, El héroe discreto.
Día europeo de la Música.
2 comentarios:
«El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada...»
Grandioso poema, del que por cierto surgió el título para la primera novela de Gustavo Martín Garzo.
Vargas Llosa es uno de los imprescindibles.
Saludos,
Gracias José Luis por tu nuevo comentario.
Saludos.
Covadonga.
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