"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









domingo, 27 de septiembre de 2015

VICENTE GALLEGO

Vicente Gallego
 (Valencia, 1963)

Profesión de fe
À  M. V. et sa joie de vivre.

Quizá debiera hoy felicitarme,
recibir mi cordial enhorabuena
por tantos equilibrios, por estar
aquí, sencillamente,
sencillamente pero nada fácil
habitar esta tarde, haberla conquistado
a través de batallas,
caídas, días grises, desamores, olvidos,
pequeños triunfos, muertes
muy pequeñas también,
pero también muy grandes.
Haber llegado aquí, hasta esta luz
que anoto para luego,
para acordarme luego, cuando sea difícil
admitir la existencia de esta tarde
a la que llego solo, disponible,
sano, joven aún, y decidido incluso
a olvidar el cansancio, la experiencia,
convencido de nuevo de que sí,
de que a partir de hoy, acaso, todo
lo que tanto he soñado, todavía,
pudiera sucederme.


Vicente Gallego, La plata de los días. (1996)

A Paco Díaz de Castro y Almudena del Olmo.


jueves, 24 de septiembre de 2015

AU REVOIR, ADIOS. LA VIDA PASA...


La llegada del otoño siempre me trae alguna 'nueva'. La de éste: la señora Carmen se va. Se acabaron las magdalenas de naranja y las infusiones rojas, azules, verdes y lilas de La Tisanière los 8 de septiembre con  flores y pasteles. 
Anoche subió a casa para decírmelo y devolverme las llaves que tenía a buen recaudo desde hace 16 años, en su casa. Cuando me las dio, me acordé de su marido y de las bromas que me gastaba -"rico, pero poco-" cuando iba por su casa a recoger el correo que él sacaba de mi buzón durante las vacaciones.
Como quería dármelas hoy sin falta, esperó a ver luz en la cocina para coger sus llaves y las mías, meterlas en el bolsillo y salir; pero, en el ascensor, se despistó,  bajó en vez de subir y se encontró en el vestíbulo. Por suerte, entraba la hija de la vecina del tercero, quien le preguntó que qué hacia allí , la chica  le dijo que no se preocupara que la acompañaba hasta mi puerta.
Cuando abrí y las vi, me inquieté un poco pero, en seguida, me di cuenta de que estaba bien, porque al momento, me empezó a contar el motivo de su visita: el próximo  domingo se va de su casa para ir a las de sus hijos, a la de uno cada mes; no puede quedarse en una fija porque, en casa de sus hijos, hay nietos  y todos están ocupados en cuidarlos pero ellos saben que no puede estar ya sola. Ha aguantado todo lo que ha podido para no molestar a nadie y también para salvaguardar su tranquilidad e independencia, pero ahora su cabeza, su memoria, sus piernas no están tan frescas, por lo que necesita que sus hijos estén un poco más  por ella.
Yo la echaré mucho de menos y eso que bajaba a verla menos de lo que me hubiera gustado, pero me encantaba saber que estaba bien y en casa y, cuando la oía levantar la persiana de su habitación hacia las nueve de la mañana, siempre me decía, la Señora Carmen ya se ha levantado y ¡todavía puede con las persianas!, son  tan grandes...
Muchas veces pensaba en ella, en sus vicisitudes y en que nunca le he oído ni una queja, ni un lamento; la Señora Carmen se quedó sin madre de joven y ella se tuvo que hacer cargo de su familia, y más tarde, de su tía, luego se casó ...  Esta mujer bajita y de aspecto frágil, que siempre acompaña su sonrisa con sencillos consejos de vida y palabras de aliento, sale de su casa a los 95 años por su propio pie y con la tranquilidad de quedarse en familia.


Gros bisous, chère voisine.
Bonne chance.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

JORGE BUCAY


LAS RANITAS EN LA NATA



Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.

Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espera como arenas movedizas.
Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.

Una de ellas dijo en voz alta: «No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril».

Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.

La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: «¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora».

Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.

Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla.

Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.

Jorge Bucay. (Buenos Aires, 30 de octubre de 1949)


sábado, 19 de septiembre de 2015

ALFONSO CANALES

                                  
   À Kely et à Pablo, le jour de leur mariage.


                      SONETO


En el que el poeta toma prestadas las palabras
de John Donne para desabrigar infundados temores...

              
¿Qué haremos en invierno -me preguntas-,
sin un mal cobertor que nos defienda
del frío? ¿ Qué participada prenda
abrigará las desnudeces juntas ?
              
No te sé contestar. Y descoyuntas,                      
pura, abierta, entregada a la contienda
del amor, ese cuerpo, a suelta rienda.
y se me escapa el alma por las puntas.
              
Aún es verano, y la calor es tanta
que no comprendo la frialdad. Y sudo
cuanta humedad rehuye la garganta.
              
¿Pero existe el invierno? ¿Y es tan crudo
su rigor? Si es así, ¿qué mejor manta
para tu desnudez, que, yo, desnudo?


Alfonso Canales Pérez-Bryan
 (Málaga, 1923 – Málaga, 18 de noviembre de 2010)

*Premio Nacional de Poesía en 1965
*Premio de la Crítica en 1973

*Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla en 1979.


jueves, 17 de septiembre de 2015

EDUARDO GALEANO

Hoy, 17 de septiembre, tendrá lugar en Tabacalera de Madrid un homenaje al escritor y periodista Eduardo Galeano. Hasta 13 personalidades de su entorno se darán cita en el espacio madrileño desde las 20 horas, en un acto que pretende ser tan lírico como festivo, y en el que se leerán distintos textos del artista y se proyectarán imágenes de su vida, algunas de ellas inéditas hasta ahora.

Entre los asistentes, las figuras artísticas Luis García Montero y Marcos Ana; también de la televisión o el cine, como Juan Diego Botto, Fran Sevilla, Fernando León de Aranoa o Vicente Romero; los periodistas Estela Giraldo y José Manuel Martín Medem o personalidades del mundo deportivo, como el futbolista del Atlético de Madrid Diego Godín y el exfutbolista Ángel Cappa pondrán su voz a los textos del autor que serán recitados. Además, el acto contará con la presencia de Consuelo López, Alba Esquivel y Pablo Rabasco.

http://www.eldiario.es/cultura/libros/Eduardo-Galeano-revivira-Tabacalera_0_431507264.html

lunes, 14 de septiembre de 2015

CESARE PAVESE







"La cultura debe comenzar por lo contemporáneo y documental, por lo real, para subir -si es caso- a los clásicos."


Cesare Pavese, El oficio de vivir.


jueves, 10 de septiembre de 2015

SENDAS MATUTINAS II


Los paseos por el Canal tienen siempre sus encantos. El paisaje es uno ellos, los sonidos, el juego de luces y sombras, los maizales, los campos de girasoles y la gente, son los otros. El canal es, a ciertas horas, el boulevard por el que paseamos en mi pueblo, por allí, me encuentro con mucha gente y, a veces, te llevas sorpresas y coincides con los amigos a los que hacía tiempo que no veías porque, amigos son también aquellos que llegan a casa de más jóvenes en compañía de tu hermano, por ejemplo y se acaban quedando en la familia para siempre. Una mañana, ya de vuelta, me encontré con uno de ellos. 
-Que gracia encontrarte por aquí- le dije-. -Paseo mucho, pero casi nunca vengo por el canal, hay muchas mujeres. Prefiero Castilviejo, los Pinos o la Parva del río, a veces, llego hasta Villanueva -me contestó-. -¡Caray! Esas sí que son buenas caminatas- respondí. Nos despedimos, él tenía que seguir y yo que acabar.
A los pocos días, nos volvimos a encontrar y siguió hablando de sus recorridos; al final, quedamos una mañana para ir juntos al Pago de las Valdecuevas, a ver el olivar. Sí, aunque parezca mentira, desde hace un tiempo, en mi pueblo hay olivos, que producen aceites muy refinados.


Fue estupendo para mí ir por el Camino de los pinos, hacía tanto tiempo que no pasaba por allí que casi me había olvidado de la ligera subida que hay hasta arriba y de la bonita panorámica de Medina desde este lugar.
Caminamos a buen ritmo mientras me aclaraba los parentescos del pueblo que yo desconocía, me señalaba las tierras que eran de su familia, así como el tejar que había a la orilla del camino, al que le mandaban algunos veranos, ‘castigado’ por la notas. Una manera de recuperación del curso, que me pareció, que no le desagradaba del todo. Allí ayudaba a su abuelo y a su tío, aunque las tejas no han sido lo suyo y se ha dedicado a otra cosa más notable.
También me mostró donde está la fuente de San Buenaventura, de la que yo no me acordaba y que fue el primer monumento del pueblo que recuerda la batalla del Moclín contra las tropas de Napoleón.
Y así, nos fuimos acercando a la cima y, poco a poco, el paisaje fue cambiando. Ya no había pinos ni cipreses, sino olivos,tantos que cubren el Páramo, tantos que la vista se te cansa antes de llegar al final de las rectas hileras de olivar. Arriba del todo, está la almazara quieta en esta época del año, pero azotada por un viento recio. No sé en qué momento -creo que cuando saqué algunas fotos- perdí la gorra. Imposible de recuperarla, las ráfagas de viento que también sacudían las ramas de los olivos, la debieron llevar lejos o al remanso.
Antes de volver, nos acercamos a los olivos. Casi todos ya tenían pequeñas aceitunas verdes, que se destacaban poco del color de las hojas de las ramas. L. me explicó cómo las recogen y el olor que desprenden.



Fuimos bajando. La vista del pueblo desde lo alto es estupenda y aun, sin distraerme demasiado de la estampa de las torres de las iglesias ni de los tejados rojos de las casas, me daba cuenta de que, en las pisadas del camino, iban quedando marcados desvelos y tribulaciones de este almirante que ve como cada uno de los barcos de su escuadra, navega con su viento fresco  y que él, sin embargo, lo tiene de cara y sin  el resguardo de cala alguna, por lo que es de entender que hasta a él, que es un hombre tranquilo, le apetezca dejarse llevar por el canto de las sirenas, pero que como Ulises, no se mueve de cubierta.

Llegamos ya al pueblo y antes de atravesar el puente del río, me señaló dos nogales inmensos, de los que se pueden ir a buscar alguna nuez, sin molestia del propietario y las huertas de la parva del Sequillo. 

Eran ya casi las doce cuando terminó esta agradable caminata de verano y esta nueva lección de campo y de Medina. 









El campo fue tu espacio preferido.
El canto de los pájaros te acompaña.




jueves, 3 de septiembre de 2015

KIPLING EN LA BIBLIOTECA NACIONAL


Kipling, Rudyard: “Algo de sí mismo.”
 (Bombay 1865-Londres 1936)


Rudyard Kipling es uno de esos escritores al que nunca le faltaron lectores, su talento e imaginación han superado el paso del tiempo y están por encima de consideraciones políticas e ideológicas. El libro de la selva, Kim o Capitanes intrépidos son algunas de sus obras más populares y se siguen publicando periódicamente en diversos idiomas, pero además del cuento, Kipling cultivó otros géneros como la poesía, novela y ensayo. Esta pequeña muestra, que conmemora los 150 años de su nacimiento, intenta presentar en breves pinceladas, todas estas facetas del que fuera Nobel de Literatura.


Biblioteca Nacional  del 3 de septiembre al 7 de noviembre.






martes, 1 de septiembre de 2015

MARCAPÁGINAS - IX - VERANO



D'où vient des nuits d'été la lenteur paresseuse... 


Las lecturas estivales han seguido, en agosto, con estos otros títulos que aparecen a continuación y que son de lo más variopinto. He leído lo que me ha parecido interesante de lo que ha ido cayendo en mis manos en este mes. 

Así, repetí autor y leí  la última novela de Gustavo Martín Garzo, Donde no estás, muy diferente a la que había leído hacia unas semanas.
Garzo sitúa la acción en un pueblo de los Montes de Torozos, Villalba de los Alcores. A este pueblecito llega Ana para encontrar respuestas a varios de los porqués que ha ido planteándose a lo largo de su vida. Ana quiere saber qué indujo a obrar de la manera cómo lo hicieron las personas de su familia, especialmente a su madre y que tantas consecuencias han tenido para ella. En Villalba, encontrará al personaje capital de la historia, su abuela, mujer juiciosa, de gran vitalidad y fortaleza -llega a asumir como propios los avatares de quienes la rodean-;  moderna para los tiempos que corrían en los pueblos de aquella época y para quien la vida no fue fácil a pesar de ser la ‘rica del pueblo’. Sin embargo, Ana no solo va ir conociendo el pasado familiar a través de lo que le cuenta su abuela, sino que una polifonía de narradores le contará lo que ellos vieron o vivieron o más bien, aquello que ellos consideran que puede ser contado. De esta forma, asistimos a la narración de un mismo acontecimiento en más de una ocasión, por lo que parece que el autor repite sucesos. Esta manera de contarlos sirve a  Ana para darse cuenta de que las historias de las familias se conforman de silencios y clamores, de verdades y secretos, de rumores y olvidos, de amores y rencores, de …  y que en esto, la suya es como las demás, los tiene abundantes. Para llegar a la conclusión final, Ana cuenta también con la carta que su madre le dejó, su madre quería que ella supiera.
Esta novela de Garzo tiene su origen en otra anterior, La carta cerrada (Lumen, 2009), que no he leído todavía. Sobre Donde no estás  puedo decir que me ha gustado, creo que Garzo, sin llegar a ser Marías, cada día está consiguiendo mejorar sus historias. Por otra parte, quiero añadir que me sigue llamando la atención, a pesar de que en su narrativa es habitual, que en los libros de Garzo se hable de mi pueblo y de los pueblos de la comarca que conozco, por lo que no necesito imaginarme el escenario  ya que lo tengo delante de mis ojos y que Garzo también conoce porque pertenece a su infancia.

A Garzo le siguió David Grossman con Gran Cabaret. Una novela que me sorprendió. Al principio, no logré seguir el hilo, me despiste. La ausencia de signos de puntuación, la mezcla de las voces narradoras y de los diferentes tiempos: el tiempo del pasado y el del presente narrativo; hicieron que tuviera que volver a empezar y enterarme, por fin, de que Dóvaleh, llama al que ahora es un juez jubilado y con el que compartió algunos años en su juventud, para pedirle, o mejor exigirle que vaya a verlo actuar para que evalúe su espectáculo; Dóvaleh, es cómico  en local nocturno de Cesarea. Cuando sale al escenario, el juez se da cuenta de que Dóvaleh, está muy enfermo. Lo sorprendente para todos los allí presentes es que sus chistes son pesados, de mal gusto e incluso groseros por lo que, en un momento dado, la gente empieza a marcharse poco a poco hasta que el local queda casi vacío. Pero también se da cuenta de que hay un trasfondo personal en todo lo que cuenta, en el que el juez también es protagonista.
Gran cabaret, novela, en el fondo, dura,  bien escrita, de las que hacen reflexionar sobre la vida y sus eventualidades.

Después le tocó el turno a  La hierba de las noches de Patrick Modiano,  uno de mis escritores  franceses favoritos. La historia de La hierba de las noches transcurre en París, decorado favorito de Modiano, pero en este caso es el París poscolonial, donde el protagonista, Jean rememora diferentes momentos de su vida. En un momento dado, aparece  Dannie, un viejo amor y, junto a ella, varios de los huéspedes de  Unic Hôtel. A medida que la novela avanza, se irán descubriendo todos los entresijos de esta historia, que aparentemente, era cosa sencillita. 
Recojo aquí, la crítica de Le Monde sobre el autor y la obra que creo que es realmente acertada: «En La hierba de las noches Patrick Modiano lleva a su cumbre un género que él ha creado: la autoficción poético-policial. Modiano no había escrito nunca un texto tan poético, tan seductor como esta aparente novela negra» (Denis Cosnard, Le Monde).

También le tocó el turno a Borges, aunque antes leí uno de los libros autobiográficos de Thomas Bernhard, no recuerdo con exactitud cuál de los cinco que escribió porque cogí varios, creo que fue Un niño. De Bernhard sabía que era autor de teatro – de hecho tengo en casa para leer Maestros antiguos y Tala-, pero no sabía que hubiera escrito narrativa autobiográfica. Su forma de escribir es de una sobriedad absoluta, heladora.
De Borges, leí El hacedor, un libro en el que se encuentra 'Todo Borges', es decir, que los géneros que Borges cultivó en cuanto escritor, se encuentran en este libro: relato corto, poesía y ensayos. Un buen libro para conocer a Borges en todas estas facetas literarias.

Después de cerrar Borges, me decidí por el último libro de Umberto Eco Número cero. Esta es su séptima novela y con ella, Eco pretende, casi denunciar las malas artes de algunos periodistas de los años noventa en Italia. Y así, presenta a Colonna, quien a sus cincuenta años recibe la propuesta de Simei de convertirse en redactor jefe del diario Domani. La singularidad de este diario es que ‘montan’ noticias a partir de  búsquedas en archivos o de suposiciones, también son capaces de fabricar rumores que rozan la falsedad u otras maneras poco honestas. Pero al final, la historia se complica y tienen que cerrar el periódico a las carreras. Número cero, una novela cuyo título hace referencia a lo que ocurre con este periódico y donde el fluir sin brusquedades de la trama hace reconocer la maestría del autor en su oficio 
Una historia con un buen entramado para repasar ciertas prácticas periodísticas que están lejos de la ética profesional y que Eco, como gran periodista que es, tan bien conoce y no comparte. 

Estas han sido mis lecturas de este verano.  Lecturas casi todas de autores poco habituales para mí, aunque consagrados. Lecturas todas ellas agradables e interesantes que me han permitido acercarme a otros autores actuales. 

Ahora ya comienza otra nueva remesa de historias para los meses que se aproximan.




UMBERTO ECO - Número cero - Numero zero


Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores.” Con estas credenciales se nos presenta el protagonista de Número 0, un tal Colonna, un tipo de unos cincuenta años, baqueteado por la vida, que en abril de 1992 recibe una extraña propuesta del señor Simei: se trata de convertirse en subdirector de un periódico que se va a titular Mañana y que de alguna manera va a adelantarse a los acontecimientos a base de suposiciones y mucha imaginación. El periódico tendrá un talante popular y un estilo muy cercano al público lector: frases simples, resultonas, que atrapen la atención de quien quiere enterarse de las cosas pero no está dispuesto a pensar. Este supuesto periódico nunca saldrá a la luz, pero sus 12 “Número 0” servirán a quien está financiando a Simei para chantajear a los banqueros y políticos de turno y entrar en las altas esferas del poder. Si finalmente la operación falla, Colonna será el encargado de escribir un ensayo donde se cuenta la “verdadera” historia de un periódico que nunca vio la luz porque su voz honesta ha sido acallada por la casta…y naturalmente el libro lo firmará Simei. Colonna, que hasta la fecha ha malvivido como documentalista para distintos periódicos y editoriales, y en palabras de su ex mujer es un perdedor compulsivo, acepta el reto a cambio de una cantidad considerable de dinero, y arranca la aventura. Una novela inteligente, divertida y perversa, donde el límite entre la realidad y la mentira, si es que existe, no importa. En ella hay aventura detectivesca, hay amor, pero sobre todo juego. Incluso el lector se convierte en una víctima más de este juego: nada nuevo se nos cuenta, pero la manera en que Eco nos lo cuenta hace que sigamos la trama a uña de caballo, queriendo saber más de algo que ya nos han contado mil veces.


Número cero. 
Umberto Eco. 
Editorial Lumen, 2015. 
224 páginas.  

JORGE LUIS BORGES - El hacedor

Caracterizan las páginas de El hacedor el cruce de géneros (relatos, ensayos y poemas) y la diversidad temática. Homero y Dante alternan con Rosas y Facundo; la fantasía que inventa laberintos inéditos, con la crónica de sucesos aparentemente triviales pero cargados de insospechadas significaciones; el particularismo criollo, con la universalidad histórica que abarca tanto la simbología oriental como la cultura europea. «De cuantos libros he entregado a la imprenta -escribió el propio Jorge Luis Borges- ninguno, creo, es tan personal como esta colectiva y desordenada silva de varia lección.»



El hacedor. 
Jorge Luis Borges.
Nº de páginas: 136 págs.
Alianza Editorial, 2003.

PATRICK MODIANO - L' herbe des nuits - La hierba de las noches




«"Qu'est-ce que tu dirais si j'avais tué quelqu'un?" 
J'ai cru qu'elle plaisantait ou qu'elle m'avait posé cette question à cause des romans policiers qu'elle avait l'habitude de lire. C'était d'ailleurs sa seule lecture. Peut-être que dans l'un de ces romans une femme posait la même question à son fiancé. 
"Ce que je dirais? Rien."»

PATRICK MODIANO
L'herbe des nuits
Collection Blanche, Gallimard. 2012.



En La hierba de las noches, Modiano nos invita, como en otras de sus novelas, a un intenso viaje por un París espectral. La ciudad se configura como una geografía interior, hecha de capas de tiempo que se confunden y entremezclan en esa evocación y búsqueda del tiempo perdido que hace Jean, el protagonista de la novela, escritor y tal vez álter ego del propio Modiano. Jean reconstruye en su escritura los fragmentos de su juventud, en los años sesenta, capturados en una libreta negra; abre una brecha en el tiempo y describe su deriva por la ciudad recordada, sigue el rastro de los ausentes e intenta resolver el misterio de un pasado lleno de interrogantes. Y traza una ruta, que oscila entre el hoy y el ayer, siguiendo la pista de una turbia historia de tintes policiales –en la que aparece un leitmotiv del universo modianesco, la exploración del pútrido territorio de la Ocupación– pero también el recuerdo de Dannie, un viejo amor.

Y como en las mejores novelas negras, en el corazón de la trama hay un enigma. Dannie no es quien parece ser, su identidad se desdobla y multi­plica como el laberinto de espacios que transitan los amantes. Jean la acompañará en algunas de sus desconcertantes misiones. Porque ella, junto con los huéspedes del Unic Hôtel, es una de los protagonistas, los perso­najes «verdaderos» de una trama compleja que el lector irá descubriendo a medida que avanza la novela. Y es entonces cuando la ficción de Modiano revela también su poder para documentar una época, y por sus páginas vemos aparecer a los fantasmas de la turbulenta historia de la Francia poscolonial, con el asunto Ben Barka como oscuro corazón de las tinieblas. La hierba de las noches es una novela magistral, un hipnótico relato sobre los laberintos de la memoria y los pasadizos secretos de la Historia que mantiene al lector en vilo hasta la última página.

Patrick Modiano.
La hierba de las noches.
Anagrama,  168 páginas.

http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_864



DAVID GROSSMAN - Gran cabaret - Sus ejad nijnas lebar


 Estamos en Cesarea, una localidad costera de Israel, y un hombre se sube al escenario de un cabaret de provincias, pequeño y lleno de humo. Su nombre es Dóvale. Viste unos pantalones remendados y una camisa mediocre, pero sus tirantes rojos y las enormes gafas de concha negra le distinguen. Entre el público asoma un juez jubilado que había compartido con él su adolescencia y que ahora vive solo, resignado a la muerte de la mujer de su vida. El hombre escucha, el cómico habla, gesticula… Al rato se acaban los chistes de mal gusto y empieza la evocación de los días en que los dos jóvenes paseaban juntos después de las clases. En el escenario desfila la vergüenza de Dóvale por sus orígenes humildes, con un padre barbero que intentaba mantener a la familia a base de trapicheos, y la figura de la madre adorada. El juez empieza entonces a recordar: de pronto las ganas de escribir llenan de notas las servilletas que tiene a mano, y entre palabras y miradas el pasado vuelve para cobrarse su deuda. Grossman construye una novela feroz, una pieza íntima que convierte un teatro de provincias en un gran cabaret. Allí está el dolor de dos hombres y de un pueblo entero que se obstina en mirar el mundo cabeza abajo. El espectáculo acaba, pero la vida sigue.

David Grossman. (Jerusalén, 25 de enero de 1954)
Gran cabaret.
Editorial Lumen. 12/3/2015.
Páginas 240.


GUSTAVO MARTÍN GARZO - Donde no estás

Deben de ser los años sesenta cuando Ana llega al pueblo de Valladolid en el que nació su madre Lucía. Tras quedarse huérfana, Ana queda al cuidado de su abuela, con principio de alzhéimer, y las mujeres de la casa, entre ellas Fernanda, sirvienta en la familia de toda la vida. Ese verano, además de vivir el primer amor junto a Ismael, Ana ahonda en el pasado familiar con la guerra civil como elemento desencadenante de un grave trastorno que aún perdura en el presente, gracias al relato deshilachado y sin filtro de su abuela senil, a las historias que circulan por el pueblo sobre la familia y lo que cuentan Fernanda y doña Daniela, la maestra de Lucía, que le entregará a Ana un cuaderno escrito por su madre donde se desvelan algunas verdades y se arroja algo de luz sobre un inquietante suceso familiar, presidido por el tío Orestes y la oscura muerte de Sara, la amiga íntima de su madre.
Una historia de fantasmas imaginarios y reales, inquietante, arrolladora, necesaria.

Gustavo Martín Garzo.
Donde no estás. 
368 páginas.
Destino. 20/01/2015.
Colección: Áncora & Delfin

http://www.planetadelibros.com/donde-no-estas-libro-172745.html