Los libros son como mariposas. Habitualmente tienen las alas pegadas, como cuando las mariposas descansan sobre una hoja y desarrollan su tropa filiforme para sorber el agua de una gota de rocío. Cuando abres un libro, este echa a volar. Y tú con él, como si volaras en el cuello de plumón de una mariposa gigante. Pero el libro no tiene un único par de alas, sino cientos, clara señal de que te puede llevar no solo de flor en flor por ese mundo glorioso, sino a centenares de mundos habitados. Algunos guardan gran parecido con el mundo en que vivimos, otros están habitados por seres que solo se muestran en sueños.
Mircea Cartarescu, en El cuarto corazón de El ojo castaño de nuestro amor.
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