"Jamás viajo sin mi diario. Siempre debería llevarse algo estupendo
para leer en el tren". Oscar Wilde.
para leer en el tren". Oscar Wilde.
No se sabe muy bien por qué pasan las cosas y luego las contrarias, pero si había estado sin leer durante varios meses, este verano no me puedo quejar de la cantidad de títulos que he leído, casi todos ellos durante los veinte días que he estado en Medina.
La satisfacción que me han producido estas lecturas ha sido desigual, bueno no es de extrañar si algunos de los títulos que he leído los he elegido por métier ya que son de grandes y afamados escritores. Pero antes de comentar los libros de Medina, empezaré con los que he leído en casa, antes de bajar. El primero de los libros fue uno que compré en Ginebra en marzo pasado, La disparition de Josef Mengele de Olivier Guez, tenía pensado empezar por el de Padura, pero me decidí por este para ver si conseguía ponerme a leer puesto que el tema me interesa, también pensé que debía estar bien porque le habían dado este año el premio Renaudot y la verdad es que no me defraudó porque Guez se las ingenia bien para cubrir con la ficción la parte de la historia real de la vida de Josef Mengele.
Mengele fue conocido como "el ángel de la muerte de Auschwitz", uno de los peores torturadores y criminales nazis, que se fugó a América del sur, primeramente a Argentina, en la que vivió un tiempo y después, para no ser detenido, tuvo que marcharse a otros países, gracias a las ayudas que recibió de su rica familia de industriales de Günzburg en Baviera. A Mengele no se lo juzgó como a Eichmann, aunque se puso mucho empeño en ello.
El siguiente libro, lo elegí después de una conversación con Albert. Me encanta hablar con él, me enseña muchas cosas. Estábamos hablando de libros y se acordó - no sé muy bien por qué- de que una amiga suya alemana le había dicho que: "Es imposible ser nacionalista si uno ha leído a Hesse". Nos pareció inteligente la sentencia de esta joven y me dijo que Demian de Hermann Hesse le había gustado mucho. Yo recordé que me parecía que lo tenía en casa, y así era, lo había comprado, hace un tiempo, en un puesto de la calle de una librería. Y esa misma tarde me puse a leerlo. Lo leí rápido y me gustó, aunque me pasó un poco como con Siddhartha, que el final es un poco más flojo en relación al resto de esta novela de iniciación en la que el joven Émile Sinclair va descubriendo la dualidad del mundo que le envuelve a través de los chicos que se cruzan en su vida. Por una parte, conoce a Kromer que le lleva por un camino de excesos y después al espiritual Max Demian. H. Hesse pone en las manos de su joven protagonista las lecturas de Novalis y de Nietzche que le van a permitir avanzar en el camino hacia el conocimiento de sí mismo y del mundo que le rodea.
El último libro fue Niebla de Miguel de Unamuno. Un clásico que había dejado en las estanterías y que tenía que haber leído antes para poder hablar con un profe que me dijo que lo había leído de joven y del que guarda un buen recuerdo. Creo que el ingenio de Unamuno está presente en esta nivola.
Creo que voy a hacer otra entrada con el resto de los libros que he leído en Medina, lo estaba pensando, cuando al ir a buscar una imagen para este post he visto esta otra que, me ha hecho recordar que iba a viajar un poco en agosto y que en mi maleta no faltarían libros y eso significa que de nuevo leo.
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