FRANCISCO DE QUEVEDO
(1580, Madrid - 645, Villanueva de los Infantes)
A fugitivas sombras doy abrazos,
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día,
con un trasgo que traigo entre mis brazos.
y viendo mi sudor se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.
Voy me a vengar en una imagen vana,
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.
Empiézola a seguir, fáltanme bríos,
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.
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