Aunque nadie
lo diría, el verano ya está aquí y con él
nuevos libros que elegir para pasar, lo más entretenido posible, los
ratos de piscina en los que no tengo a
nadie a mi alrededor, los desplazamientos de largo recorrido o la espera de media
tarde de final de partida bajo la acacia.
Ya he
elegido la primera novela, es la que tenía pensado leer en Pascua, pero cambié
de opinión, me apetecía algo más corto,
pensando que así, tendría tiempo para
hacer la reseña de las que había leído de Navidad, pero no. Los dos libros de Navidad se quedaron sin su reseña, seguramente porque ninguno
de los dos colmó mis expectativas que, sin lugar a dudas, habían hecho acrecentar los medios de comunicación y la calidad de los escritores que los firmaban:
dos premios Nobel. Ahora que ya ha pasado tanto tiempo y como todo el mundo ha hablado ya de ellos, no
merece la pena hacer una reseña, sólo recogeré las impresiones que me dejaron.
Del primero
de ellos, El héroe discreto de Mario
Vargas Llosa, cuya trama me pareció discreta, me quedó claro que lo que yo
entiendo por un hombre corriente y lo
que entiende Vargas Llosa o la crítica no es lo mismo. Sin embargo, leer la
prosa de Vargas Llosa es siempre una elección de estilo, de equilibrio en
longitud de frase, de puntuación…
Y aunque quedan todavía pendientes las reseñas
de los libros que leí en abril; de manera general, puedo decir
que, esta temporada de lecturas que
termina ha estado marcada por el regusto de la lectura de los clásicos - Les
trois comptes de Flaubert, L’homme
qui rit de Victor Hugo y varios cuentos de Maupassant y Stefan Zweig, éste último me resultó un poco empalagoso, al final
-, en un invierno que se me ha pasado muy deprisa, demasiado
deprisa y en una primavera sombría,
triste.
La temporada la completan varios
escritores francófonos actuales de calidad y reconocimiento de la crítica
desigual: Patrick Mondiano, Sylvie
Testud, Christian Gailly, Eric Holder,
Chantal Thomas y Valérie Zenatti. Y otro
más, Boris Vian , que ya es un
clásico, con su L ‘écume des jours, que he
vuelto a leer.
A éstos, habría que sumar
la siguiente lista que incluye autores
de diferentes nacionalidades: James Thurber- sobre el que tengo una anécdota-, Joseph Roth, Arthur Schnitzler, E.
A. Poe, H. G. Wells, W.W. Jacobs, H.H. Ewers, M.R. James, A. Machen y de
temáticas diversas.
Y después de esta breve
mirada a estos meses de lecturas ya caminados, solo me queda desearos unas acertadas
lecturas estivales.
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