De la utopía hasta la más cuerda melancolía, de la locura al desengaño, Miguel de Cervantes circuló por la vida con el mismo espíritu que don Quijote, los últimos años en Madrid pero también en Valladolid, donde esta mañana, con motivo del 399 aniversario de su muerte, ha sido objeto de un homenaje.
Fue el poeta chileno Nicanor Parra quien observó en la doble métrica de la primera frase del "Quijote" -el octosílabo "En un lugar de La Mancha" y el endecasílabo "de cuyo nombre no quiero acordarme"- un pretendido afán de reunir la tradición española del verso romance con la modernidad que Garcilaso trajo de Italia.
"Encierra toda una filosofía: la utopía universal de reunir a todos los hombres en torno a un libro, los cultos y analfabetos, los anticuados y modernos, los condes y labriegos; una obra construida con las palabras y músicas de todos, una síntesis de la tradición popular y la culta", ha observado por su parte la historiadora del arte María Bolaños, directora de la Casa Museo de Cervantes. [...]
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