El entorno es Viena, en 1900. El Profesor Bernhardi es un médico judío, director de la clínica Elizabethinum. Una mujer joven paciente suya se está muriendo de sepsis después de un aborto. Ella no sabe que está al borde de la muerte. El Padre Reder, llamado por una enfermera, llega a dar a la paciente la extremaunción, pero Bernhardi no permite que lo haga. Mientras Bernhardi y Padre Reder están discutiendo, la chica muere.
Una campaña de prensa en contra de Bernhardi provoca la protesta pública. Bernhardi se enfrenta a un juicio, por el que pierde su puesto en la clínica que ayudó a fundar, su licencia como médico y es condenado a dos meses de prisión. Después de cumplir la condena, Bernhardi es visitado por el Padre Reder quien admite que Bernardi actuó correctamente y de acuerdo con su deber como médico. Bernhardi pregunta por qué no dijo todo esto durante los procesos judiciales. Reder le contesta que se quedó en silencio debido a la inspiración divina que le obligaba a proteger a la iglesia.
La obra termina con una discusión filosófica entre Bernhardi y un amigo, Winker.
A Arthur Schnitzler, lo descubrí por casualidad, como me ocurre en tantas ocasiones en Acantilado, como prosista, con El teniente Gustl que me causó buena impresión, por eso, no quería desaprovechar la ocasión para descubrirlo como dramaturgo. La obra me ha parecido interesante y procuraré comprarla para leer con atención el texto que está lleno reflexiones.
Profesor Bernhardi (1912) es una de las obras más conocidas escritas por el dramaturgo vienés, cuentista y novelista Arthur Schnitzler.
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