INFANCIA
Para simplificar, a veces digo que soy trilingüe, que me crié trilingüe, aunque pensándolo bien la declaración complica más de lo que simplifica. Además no es del todo cierta: la adquisición de los tres idiomas no ocurrió simultáneamente sino de manera escalonada y cada idioma pasó a ocupar distintos espacios y a teñirse de afectividades diversas, acaso encontradas. Hablé español primero, luego a los tres años y medio mi padre empezó a hablarme en inglés. También cuando tenía tres años y medio nació mi hermana: en lugar de echar los platos por la ventana, como Goethe de chico cuando nace su hermano Hermann Jakob, adquirí otra lengua, que es otra manera de romper con lo seguro. El francés vino después y no conmemoró ningún nacimiento. Fue más bien una recuperación.
Sylvia Molloy, Vivir entre lenguas.
* Este elocuente fragmento me lo ha enviado Alberto D. desde Argentina.
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