Miguel de Unamuno rompió con esta novela los esquemas tradicionales de la novela realista.
La crítica de la época llegó a negarle el calificativo de novela, pero don Miguel respondió que lo que él hacía en realidad eran"nivolas."Diríase -advierte en el prólogo- que el autor, no atreviéndose a expresar por propia cuenta ciertos desatinos, adopta el cómodo artificio de ponerlos en boca de personajes grotescos y absurdos, soltando así en broma lo que piensa en serio. El propósito de la obra es claro: ridiculizar la pedagogía que se presenta como científica y que pretende organizar la vida entera, en todos sus aspectos, de un modo racionalista. Como es lógico, la vida se venga: por eso Clarita dejará al racional y mesurado Apolodoro para entregarse al apasionado Federico.
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