Hace ya varios meses que leí el premio Goncourt 2010: La Carte et le Territoire, El Mapa y el Territorio y no me decidía a hacer la reseña del libro porque a penas me gustó y porque, al no conocer la trayectoria literaria de Michel Houellebecq, creía que no tenía los suficientes elementos para valorarla, teniendo en cuenta, además que la crítica especializada ha ensalzado de forma extraordinaria tanto a la novela como al autor.
Hace unas semanas Houellebecq pasó por aquí y ahora que lo conozco puedo decir que entiendo algunos aspectos de la novela que se habían quedado colgados. No obstante, al acabar de leer El Mapa y el Territorio, recordé las voces de algunos críticos que afirman, -supongo que de manera general, ya que no creo que se refieran a P. Mondiano, J.M.G. Le Clézio, Ch. Bobbin, P. Michon, G. Perec y sin duda algún otro escritor más- que la narrativa francesa está en crisis; a lo que podíamos añadir que no solo la francesa, si es que no acabamos de hacernos con mucho de lo que en la actualidad se publica.
La novela, La Carte et le Territoire, es lo que algunos críticos amantes de contradictorios eufemismos denominan una novela clásica pero moderna, en otras palabras, que se ciñe perfectamente al formato best seller, lo que Daniel Pennac, tan agudo siempre, llama un Roman Camenbert, o lo que es lo mismo, que tiene un poco de todo: un joven artista, dinero, amor, relaciones no muy satisfactorias con el padre, un asesinato,... lo que así dicho, no la hace mucho mejor que otras; aún y así, el autor consigue enderezarlo todo de tal manera que consigue imprimir a la novela un aire particular: el protagonista, Jed Martin, pintor que después de hacerse famoso y rico con sus mapas de carretera Michelin y después de encontrar una mujer que lo amaba; decide cortar con todo, retirarse del “mundanal ruido”, vivir solo en una casa de altos muros para que nadie lo moleste, -una especie de Bartleby pero en artista- y de la que solo “saldrá” para ayudar al comisario Jasselin a resolver el asesinato de su “amigo” Houellebecq. Sí, hay un personaje que se llama como el escritor y al que el autor acaba asesinando de una forma salvaje, pero sofisticada. Todo ello rociado con ese tomo humorístico tan houellebecquiano de corte bastante cínico y que conociendo al autor en persona se reconoce perfectamente.
Pero Houellebecq no vino a hablar de su premio Goncourt, si no a presentar su libro Poésies, que Alfaguara ha publicado en una edición bilingüe y a hacer de él mismo, ya que, durante todo el tiempo que duró el acto de presentación de su libro y a pesar de sus años, sigue jugando a l’enfant terrible.
De todos modos y dejando a un lado las anécdotas de puesta en escena que tanto son del gusto de Houllebecq y que nos amenizaron gratamente la soirée, los poemas que se recitaron me causaron mejor impresión que su La Carte et le Territoire que me ha resultado la novela francesa de corte más americano que hasta ahora he leído.
El mapa y el territorio
Houellebecq, Michel
Nº de páginas 384
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