"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









domingo, 17 de febrero de 2019

"La fortuna y el amor favorecen a los valientes" - Ovidio

Llevo dos meses sin tocar el ordenador, por lo que, Le coin des archives ha estado prácticamente "cerrado". No ha sido por desidia, sino por una acumulación de percances. Antes de Navidad dejó de funcionar, no se cargaba. Al parecer, la clavija de la toma de corriente se estropeó, provocó un cortocircuito en la placa,  au moins c'est cela qu'on m'a dit, et alors... c'est fini l'ordinateur. La pena es que tardaron dos semanas en decírmelo. Luego, me faltó tiempo para ir a buscar otro y fueron pasando los días...
Ahora hace tres semanas que lo tengo y es hoy que he podido sacar un poco de tiempo para escribir. Este tiempo atrás, he estado muy atareada con el trabajo, a lo que se sumó que me hicieron una propuesta inmobiliaria de la que me estuve ocupando, aunque, al final, resultó imposible. Tengo que dar las gracias a  Itziar y  familia, a Lola, a Elena, a Mar, a Raquel y a Tino, a Alejandro, a Maribel y Óscar, a Ana, a Alicia y a José  que me han acompañado en esta aventura que ha terminado en tablas. He de confesar, además, que estos días atrás, no sé qué me pasaba con el nuevo ordenador; en este, todo es diferente, más frío y a penas me animaba a abrirlo, creo que extraño al otro .
Con tantas historias, todas las  entradas que forman parte de la cotidianidad de Le coin  van a quedar un poco desfasadas en el tiempo lamentablemente, aunque lo que de verdad espero, es que no se me olvide nada de lo que habitualmente pongo aquí: noticias, exposiciones, películas y  obras de teatro a las que he asistido. Igualmente han quedado pendientes  las entradas con los libros que leí durante el otoño y en Navidad. En fin, a ver si poco a poco me voy poniendo a ello.
También quedó pendiente una entrada - la tengo que revisar- que llevaba queriendo escribir, pero que no había manera, no podía. Recuerdo que era domingo, justo después de mi cumpleaños. Estaba mirando algo en el blog y, sin preámbulo alguno, me puse a escribir. He necesitado 15 meses para poder decir, para poder hablar. Empecé a creer que no iba a ser capaz de escribirla, que me había vencido el desconsuelo. Pero la vida tiene su cadencia, se acomoda a la aflicción y en esa simbiosis, se sigue. ¿Cómo? Ese si que es un misterio, es la vida y sus  milagros.

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