DESPEDIDA
El verano se acaba.
Parece que fue ayer cuando llegó de súbito
en su carro de oro.
Venía, jubiloso, por los campos
y a su paso las tierras se colmaban
de espigas y de frutos.
Dispuso que las sombras se apartaran
del corazón del hombre y que creciera
la alegría en su pecho. Estaba todo
lleno de luz, de intensidad. Se hicieron
inmensas las mañanas, y las tardes
no terminaban nunca.
Daba la sensación de que el verano
iba a quedarse aquí ya para siempre.
Pero, mirad: se acaba.
Y nos parece ahora que fue breve en extremo
su prodigiosa estancia entre nosotros.
Mirad cómo se marcha: invicto, fulgurante,
se aleja por los campos en su carro de oro.
Los días, poco a poco, van menguando.
Y un indicio de otoño que hay en el aire dice
que es muy fugaz la dicha.
El verano se acaba.
Parece que fue ayer cuando llegó de súbito
en su carro de oro.
Venía, jubiloso, por los campos
y a su paso las tierras se colmaban
de espigas y de frutos.
del corazón del hombre y que creciera
la alegría en su pecho. Estaba todo
lleno de luz, de intensidad. Se hicieron
inmensas las mañanas, y las tardes
no terminaban nunca.
Daba la sensación de que el verano
iba a quedarse aquí ya para siempre.
Pero, mirad: se acaba.
Y nos parece ahora que fue breve en extremo
su prodigiosa estancia entre nosotros.
Mirad cómo se marcha: invicto, fulgurante,
se aleja por los campos en su carro de oro.
Los días, poco a poco, van menguando.
Y un indicio de otoño que hay en el aire dice
que es muy fugaz la dicha.
La Vida, Eloy Sánchez Rosillo.
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