Hay personas con las que conectas enseguida, cuatro palabras bastan para darte cuenta de que estamos en la misma sintonía. Todo se hace fácil, agradable, te sientes bien y a gusto, tan a gusto que no escatimas el tiempo que compartes con ellas; igual como cuando con unas cuantas líneas, un autor consigue atraparnos, meternos de lleno en su historia, que no la podamos dejar y que nos lleguen a dar las tantas leyendo.
En otras ocasiones, el primer contacto con alguien no es amor a primera vista y aunque no se pueda decir que nos caigamos mal, tampoco se puede decir que bien y tal vez sea esa la razón por la que sigues manteniendo el contacto. Con ciertos libros, tenemos que dejar que pasen unas cuantas hojas, puede que incluso sean más 15 o 20 páginas para que nos habituemos al narrador y de su mano, nos vayamos haciendo poco a poco con la trama. Son historias que se cuecen a fuego lento y pocas veces sospechamos que con el paso del tiempo darán mucho de sí porque las guardaremos en nuestra memoria para siempre. Son esas relaciones en las que nos vamos poco a poco acostumbrando al otro y él a nosotros y de forma natural, franca y sincera se van transvasando vivencias, impresiones, emociones y así, de una manera espontánea, las relaciones se van haciendo fructíferas y duraderas.
Sin embargo, hay veces en las que coincidimos con alguien y nada…, no se produce ninguna chispa, no hay manera de que encontremos el modo de atinar con algo para poder compartir e incluso por momentos, nos llega a violentar tanto lo que dice como lo que hace. Con determinados libros ocurre casi lo mismo, por mucha buena voluntad que pones para dejarte seducir por la historia y por el estilo con el que está contada, poco te encandila y aunque entiendes que, tal vez, no haya sido el mejor momento para ese tipo de lecturas o que los momentos de lectura no hayan sido los apropiados para ese tipo de libros, consigues llegar hasta el final con escaso entusiasmo; como con las relaciones que también acaban llegado al final porque, después de un tiempo, no ha habido nada que haya mantenido un lazo de amistad y, al pasar la última página, cierras el libro, lo dejas en la estantería y que repose.
2 comentarios:
Qué buena comparación!Me encanta volver cada x tiempo y redescubrir tu blog, como si lo leyera por primera vez :)Bisous, y feliz Sant Jordi
Merci beaucoup, Berta. À bientôt.
Grosses bises
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