"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









lunes, 6 de enero de 2014

ORO, INCIENSO Y MIRRA

Cuando volvía, a eso de las once de la noche, el aeropuerto estaba tan tranquilo que no parecía él mismo.  Por los largos pasillos, solo había un grupo de señoras de la limpieza; en el bar, el camarero reponía existencias, las últimas dependientas echaban las persianas abajo, las luces sofocantes de las tiendas y el bullicio de los pasajeros quedaba para la puerta de llegadas donde, un grupo de japonés dormidos atendía desganado las indicaciones de la señorita de la agencia de viajes; a algunos no les había dado tiempo a peinarse, pero sí a colocarse sus mascarillas y arrancar en tropel siguiendo las consignas. Me di prisa para adelantarlos, si no me hubieran ‘dado las uvas’ y era muy tarde.
Durante el trayecto hasta casa, pensaba que me encontraría con la felicitación de mi primo José Luis. Todos los años, me manda una postal de navidad deseando Felices Fiestas y Feliz Año; pero para mi desilusión, no había felicitación alguna en el buzón ni la suya, ni  tan siquiera la de los rezagados. Pero eso ya me lo imaginaba antes de marchar, porque este año, solo hemos acudido a la cita de mandarnos una postalita, mi amiga Cristina y yo, que desde hace un porrón de años, echamos al correo la más hermosa de las felicitaciones. A mí, desde siempre, me ha gustado esto de comprar las tarjetas Unicef para desear a mis amigos lo mejor para Fiestas y  Año Nuevo, pero creo que esta costumbre va a pasar a la posteridad, lamentándolo mucho por  las ONGs.
Cierto que de este modo, felicito y me felicitan gente, que si no, probablemente no lo hiciéramos, pero han sido las felicitaciones más impersonales que nunca he recibido ni mandado, gracias a esto de las redes.
 Y así, cuando abrí el WhatsApp, el día de Navidad, descargaron tropecientos envíos. Un tanto abrumada, me puse a responder uno a uno con un mensaje de texto, pero empecé a sentirme mal por tres motivos: uno, porque mis respuestas, aunque sinceras, parecían pasadas de moda; dos porque ni siquiera, me estaba acordando de poner un arbolito navideño o un Papa Noël en las respuestas; tres, por no haber buscado  nada  para mandar a los amigos apropiado al medio de envío,  y ¡mira que me habían enviado bonitos! Entonces se me ocurrió, al mismo tiempo que seguía abriendo mensajes, mandar uno que me había gustado mucho; pero memos mal  que no lo reenvié porque, al acabar la tanda de recibidos, había tres animaciones iguales y cuatro imágenes con la misma horrible sartén. El caso es que en casa, también iban recibiendo los mismos!
¡Toma mensajes! ¡Toma felicitaciones!, que diría el cuervo Rockefeller, el personaje de  José Luis Moreno.
Para el Año Nuevo, tres cuartos de lo mismo y aquí, sí que ya no me pude resistir y reenvié uno a bastante gente. No sé si les llegaría repetido o no, pero es que ¡Es tan fácil copiar! ¡Es tan fácil repetir las mismas horteradas! ¡Es tan fácil llenar el WhatsApp con las mismas presentaciones ñoñas e incluso de mal gusto, como antes  con el correo, que al final casi nadie abría por falta de tiempo!
Por favor, ¡que alguien haga algo para evitarlo! antes de que mañana, los más ocurrentes repetirán con los Reyes Magos.

Esto de la globalización se nos ha metido en la agenda. Sí que es cierto que gracias a ella, gracias a las redes sociales  confraternizamos con mucha gente porque tenemos un montón de agregados pero, con quienes nos rozamos poco.
A ver si este año,  a Los  Reyes Magos,  además de  llenarnos  la casa de paquetes de enormes lazos, no se les olvida Oro para que seamos gente importante para muchos. Incienso para que seamos  irrepetibles, para algunos y por si acaso, Mirra para que nos ayude a curar heridas y embalsamar ofensas en su delicado aroma, si es que esos mismos roces nos escuecen.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero, ¿no recibiste un mensaje muy divertido felicitándote las fiestas, de parte de alguien con el vozarrón del gordo vestido de rojo diciendo "jou jou jou"? ¿y por qué no respondiste? ... snif.
Tienes toda la razón. Además, tanto video por WA me acabó colapsando la memoria del teléfono, tuve que resetearlo... pero conseguí resucitarlo, me siento la nueva Bill Gates del 2014...
Hasta muy pronto! un besazo!
núria

Covadonga dijo...

Núria, que sí os contesté, (incluso el mensaje iba acompañado de "una tieta", belle, belle, presque comme moi). Me gustó mucho lo que ponías y ya vi que Olivier, sigue haciendo de las suyas.

Grosses bises.