"Allá donde descendía la sombra del puente se veía bastante bien aunque no hasta el fondo. Cuando se deja en agua una hoja durante mucho tiempo desaparece el tejido y las delicadas fibras oscilan lentamente como un movimiento en sueños. No se rozan, sin importar lo entrelazadas que hubiesen podido encontrarse, sin importar su anterior proximidad al peciolo. Y puede que cuando Él diga:
"Levántate", también suban flotando los ojos, desde la profundidad apacible y desde el sueño, para contemplar la gloria. Las oculté bajo el extremo del puente y regresé y me apoyé sobre la barandilla.
No podía ver el fondo, pero sí bastante bien el movimiento del agua hasta donde alcanzaba la vista, y entonces vi una sombra suspendida como una gruesa flecha penetrando en la corriente. Las mariposas sobrevolaban la superficie entrando y saliendo de la sombra del puente."
William Faulkner, El ruido y la furia.
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