"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









lunes, 18 de enero de 2016

FÉLIX & CO

Se está dejando sentir, de verdad, el frío en estos días de mezcolanzas. En casa, la báscula  recuerda que quedan restos de las Fiestas; en las tiendas de rebajas, se anuncian ya la New Season; en las calles, las luces de Navidad que, quedan sin descolgar, comparten espacio con los carteles que anuncian el Carnaval. Sí, sí Carnaval, como este año la Semana Santa cae pronto…, tan pronto que todo se junta y no hay tiempo de relamerse del vivir de cada día ni de los acontecimientos estacionales, porque los unos siguen a los otros sin tiempo para el respiro. Así que no me extraña que tenga la impresión de vivir siempre pensando en un futuro y no vivir en, ni  para el presente. Parece que no hubiera tiempo para el hoy, siempre es mañana.

En estas tribulaciones tan mañaneras estaba, cuando llegué a la parada del autobús. Al poco de llegar, me fije en dos chavales que mantenían, en francés, una conversación  muy animada sobre sus cosas y un tal Félix, -otro compañero- mientras esperaban el autobús que los acercaba a su colegio. Llegó el autobús repleto de gente, era hora punta. Nos subimos todos. Hasta la siguiente parada no pude acercarme a sellar la tarjeta; los dos chiquillos llegaron también hasta la máquina, marcaron y, en seguida, uno de ellos, se aupó y se sentó en el espacio donde sobresale la rueda delantera, al otro, que tenía las mismas intenciones, no le dio tiempo porque quedó libre el asiento que va justo detrás del conductor. Después de algunas paradas, se les unieron otros dos chicos, el tal Félix y otro. Félix se sentó en el asiento con el chico de la primera parada y el otro, el cuarto se subió también al 'tobogán' de la rueda, se puso de rodillas, se giró  hacia adelante y desde allí, pudo seguir e intervenir en el juego del móvil que mantuvo a los tres embelesados todo el trayecto. El primero que, seguía sentado en la rueda, había sacado un libro y estuvo leyendo todo el rato. ¡Vaya ganas! 
Es curioso ver como hay chiquillos que prefieren pasar su rato jugando al mismo juego, una y otra vez para intentar ganar y otros escogen leer historias, cada una diferente para ganar siempre sea donde sea. En realidad, es lo mismo que hacemos nosotros, los mayores, que nos pasamos el trayecto mirando, o jugando con el móvil o guardando nuestros pensamientos en el silencio del bullicio o leyendo. Nada nuevo y, sin embargo, todo llamativamente diferente.


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