"Noël n'est pas un jour ni une saison, c'est un état d'esprit. "
Calvin Coolidge.
Durante estos días de fiestas me ha dado tiempo a leer cuatro libros, bueno, a decir verdad, el de Pennac, ya lo había empezado un poquito antes; de los otros tres, dos me los había reservado Isabel y el último lo elegí yo y, lo curioso del caso, es que tres de ellos tienen que ver con la sanidad y sus profesionales.
Empezaré por el primero, Le 6e continent, de Daniel Pennac que es un libro que tiene dos partes y cada una de ellas es un género literario diferente. La primera, "Ancien malade des hôpitaux de Paris", es un relato corto, un monólogo autobiográfico, cuyo protagonista, Gérard Galvan, un joven médico de urgencias que en aquellos momentos aspiraba a tener un futuro brillante y a confeccionar bien su tarjeta de presentación; recuerda una noche en urgencias que le marcará en su vida. Esa noche, ingresó un señor mayor con muy variados síntomas, pero sin ninguna dolencia específica, al que le encarga pruebas de todo tipo, pero durante la noche… El final se resuelve muy del estilo de Pennac, siempre con cierta dosis de humor.
La segunda parte que da título al libro, Le 6e continent, es una obra de teatro de largas y muy detalladas acotaciones, en la que se cuenta como, una familia que estaba obsesionada por la higiene y fabricaba jabones, pasa, luego, a producir envoltorios y al cabo de tres generaciones va a ser la que más contamine y de los residuos que genera surja este 6e continent.
Este libro, cuya primera parte es un género literario y la segunda otro, es muy Pennac. En él se reconoce su manera particular de llamar la atención sobre los excesos y las paradojas de nuestra vida cotidiana sin privarse de toques de ironía hilarante, hasta surrealista, si se quiere.
La ley del menor de Ian McEwan tiene, por el contrario, a una juez como protagonista, Fiona Maye, pero la historia no se centra casi nada en su vida, -tiene cincuenta y nueve años, está casada desde hace treinta, no ha tenido hijos y de la noche a la mañana, su marido le dice que la deja, - sino más bien, en las personas con las que se encuentra por su profesión y especialmente en el joven de Jack, enfermo de cáncer y testigo de Jehová que se niega a que le hagan una transfusión. El punto de mayor trascendencia de la historia es cuando Fiona se presenta en el hospital y habla con Jack, y será un poema de Yeats, "Down the Salley Gardens" por el que se va a establecer una relación entre ellos, demasiado especial para el chico.
Lo que me parece interesante de este libro es la habilidad que tiene Ian McEwan para presentar con fineza y naturalidad una gran variedad de temas – leyes, religión y fe, sentimientos, deseos, lealtades-, como estos son de primordiales para las personas sensibles y de cómo pueden llegar a ser de frágiles las relaciones humanas. Es un libro interesante y está bien escrito y estructurado.
El caso de la modelo extraviada de Eduardo Mendoza no ha colmado mis expectativas, me ha costado un poco terminarlo; a veces, la trama perdía algo de tono y los hechos se distanciaban. Demasiado largo para mi gusto. Señalar que se reconoce el tono de humor característico de Mendoza al presentar personajes y situaciones que se escapan de toda realidad y la habilidad del escritor a la hora de reproducir los diferentes registros lingüísticos.
El tercer libro lo elegí yo. No conocía a la autora y eso que sus libros han recibido varios premios. Reparar a los vivos de Maylis Kerangal es un libro donde se reconoce la excepcional labor de los profesionales sanitarios en general y, en particular, la de los del Servicio de Trasplantes. Maylis Kerangal no se olvida de nada – protocolos médicos-, ni de nadie – padres partidos por el dolor de la pérdida de su hijo y angustiados por tener que decidir qué hacer con el cuerpo de su joven y amado hijo; ni de ningún profesional que interviene en estos casos. Kerangal presenta una historia de forma lineal cuyo déclancheur es el accidente de coche que sufre el joven Simon Limbres al que solo le mantienen vivo las máquinas del hospital, por lo que se convierte en un posible candidato para donar sus órganos. A pesar de que es un relato monotemático detrás del que hay una importante labor de documentación y que podría hacerse pesado, la autora consigue que no sea así y, aunque podría haber optado por una narración más bien aséptica, cercana a la crónica periodística; su prosa de brío literario es muy cuidada y de buen tono. También llama la atención la confección de los retratos de todos los personajes con todos sus matices y complejas personalidades.
Hasta aquí los libros de Navidad que han llenado mi tiempo de nuevas historias. Ahora llega el invierno, otras historias, otros relatos nos esperan. Buenas lecturas.
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