He tardado mucho en hacer esta entrada con los libros que leí en el invierno, de algunos no recuerdo ya algunos detalles. La elección ha sido, como siempre, arbitraria, según han ido cayendo en mis manos. Son libros que tenía en casa, otros que compré recientemente, uno es actual, el resto no tanto e incluso hay clásicos, dos que encontré en la biblioteca de casualidad.
El primero fue un libro Peter Camenzind de Hermann Hesse que compré con mi amiga Fina. Lo elegí porque H.Hesse me gusta. Este libro en este libro aparecen ya muchas de las características de las novelas de Hesse. Es una novela de aprendizaje. El protagonista se va de su casa con muchas ganas de vivir con intensidad lo que la vida le depara. Viaja por Alemania, Italia, Francia y Suiza, conoce varias personas que serán importes para su vida: la pintora Erminia Aglietti, Richard que es pianista y Elizabeth. Durante su viaje por Italia, se hace amigo de Boppi un minusválido con el que aprende que amar la vida es amar a otras personas. Cuando Boppi muerte, Peter regresa a casa a cuidar de su padre. Peter Camenzind es pues una novela de estructura cerrada.
Luego, le siguió Miroir de nos peines de Pierre Lemaitre. Lo tengo en casa desde hace tiempo porque se publicó en 2020, pero no le había llegado el momento hasta que Carme me dijo que ella lo había leído y que le había gustado mucho. Yo sabía que tenía un libro de Lemaitre por leer, pero no recordaba el título. Cuando comprobé que lo tenía en casa, me puse a leerlo. Este libro es el último de una trilogía que está formada por: Au revoir là-haut, prix Goncourt 2013, me lo regalaron y lo leí hace mucho y por Couleurs de l'incendie que no he leído. Miroir de nos peines lo vuelve a ambientar en la II Guerra Mundial, Ligne Maginot, combates de les Ardennes y nos enseña la cara menos humana de los seres humanos.
A este, le siguió, un libro muy corto de una de mis autoras favoritas, Valentino de Natalia Ginzburg. La historia la cuenta Caterina, su hermana quien habla de Valentino a quien su padre mima y consiste todo porque espera que un día se convierta en un gran médico. Su familia hace muchos sacrificios pero a él esto no le anima a llevar una vida más de acuerdo a lo que se espera de él. Un día anuncia su compromiso con una mujer diez años mayor que él, adinerada, pero no muy agraciada físicamente. Para sus padres es un gran revés, pero no así para sus hermanas que sabían que su hermano no estudiaba mucho. Me gusta mucho esta escritora, es muy inteligente su forma de narrar.
Humillados y ofendidos de Fiodor Dostoievski también lo compré con Fina. Es una novela que va sorprendiendo a medida que avanza en la narración. La manera en la que va presentando a los personajes y su alma y como se entrelazan las historias deja una muestra de la sociedad de la Rusia de su época y que, sin embargo, podemos reconocer en nuestros días tanto por su bondad como por su egoísmo.
No recuerdo bien cuándo lo compré, (creo que lo compré con Fina) este ensayo La ligereza (06-2024) de Juan Cárdenas, pero ahora me da por comprar libros cortos y también leo más ensayos y por eso lo compré. Lo leí con determinación, aunque me llevó más tiempo de lo que a primeras puede llevar leer 136 páginas. Es interesante lo que plantea sobre la literatura y el arte, te toca pensar al leer, o piensas leyendo.
Estas dos novelas últimas, las saqué de la biblioteca. Maldito sea Dostoievski de Atiq Rahimi. De este autor, he leído Terre et cendres (2000) y Syngué sabour. Pierre de patience, (2008) , premio Goncourt, que me habían gustado mucho. Esta novela tiene la misma trama que Crimen y castigo de Dostoievski porque el protagonista mata a una anciana y luego siente remordimiento y quiere confesar su crimen pero nadie le hace caso, hasta que, a fuerza de insistir, le juzgan en un sin sentido. Rahimi quiere poner de relieve el resquebrajamiento de la sociedad afgana y lo metida que está la religión en el día a día de la personas de su país. De todos modos, no me gustó tanto como me habían gustado las dos novelas anteriores.
Formas de volver a casa de Alejandro Zambra. Comienza el 3 de marzo de 1985, día de terremoto en Chile, La primera parte de la narración, Personajes secundarios, evoca el mundo de la infancia; la segunda parte del libro es La literatura de los padres; la tercera parte, La literatura de los hijos y la cuarta parte, Estamos bien, donde se retoma la voz narrativa de la segunda parte. Formas de volver a casa acaba con el terremoto del 27 de febrero de 2010, y la reflexión final del autor sobre el motivo que le llevó a escoger la noche del terremoto de 1985 para comenzar su novela: “Durante esa noche tan lejana pensé por primera vez en la muerte”. Sobre Formas de volver a casa, he leído cosas singulares, desde que es una obra maestra a todo lo contrario. Creo que Zambra es un buen escritor.