"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









domingo, 24 de diciembre de 2017

ENTRE LOS HILVANES DEL TIEMPO

Hace mucho, de verdad que hace mucho tiempo que no conseguía ponerme a escribir una entrada para Le coin des archives, y llevaba unos días pensándolo, pero el tiempo pasa y parece que, para según que quehaceres, nunca se encuentra el momento.
Hoy he tenido que ir a la biblioteca, a la que no iba, desde hace muchos meses, tal vez sean ya años, y en el tablón, he visto que anunciaban una nueva edición del concurso de relatos en el que, un año, solo uno, participé con un escrito en el que contaba, en parte, la vida de la Sra. C. y esto me ha hecho recordar momentos. Fueron unos años, en los que escribía a menudo y me sentía bien, tan bien que, incluso, compartí mis escritos en un blog de unos amigos y  recibieron bastantes comentarios. Sí, fue en esa época en la que estaba más atenta a  todo lo que me rozaba, en la que advertía muchas proezas cotidianas que, otras tantas, convertía en entradas para Historias cotidianas o Estampas urbanas que, al publicarlas, parecía que se realzaban.
Sí, era esa época en la que llevaba en el bolso, una libretita en la que tomaba apuntes que me servirían para hacer una entrada, o anotaba alguna frase o cita para incluirla, o un sinónimo que se me ocurría y que iba mejor en aquella frase que no me acababa de gustar como había quedado y me pasaba rato hasta mejorarla. Y, ahora nada, nada de esto hago, se diría que he perdido traza y, por lo tanto, el blog se resiente,  tiene menos historias de las que se pegan, tiene menos realidades, menos vidas, tiene menos de mí.
Sé que tengo pendiente hablar de la vida, como he hecho anteriormente en otros casos, pero no sale nada todavía y no sé si saldrá algo algún día y esto me desconcierta un poco porque, a lo mejor, lo que me pasa es que no voy a volver a escribir; o voy a escribir poco, quién sabe. Cuando pienso esto, me viene a la memoria una anécdota que refirió, con toda simpatía, Carlos Marzal, en un encuentro de poetas al que asistí, sobre lo que le pasó cuando nació su segundo hijo. Marzal nos contó que tardó, varios meses, en dedicarle un poema al segundo de sus hijos y que, sin embargo, para el primero le compuso uno enseguida, hecho que llamaba mucho la atención en su casa, no lo entendían. Hasta tal punto estaban extrañados que, su suegra le dijo, con solemnidad, que no volvería a comer su paella hasta que no compusiera un poema a su nuevo retoño, porque no podía ser que el pequeño se quedara sin un poema dedicado por su padre. Su suegra cumplió la amenaza y él no tomó, en todo ese tiempo, más de su paella.
Al final, el poema llegó, llegó a su debido tiempo, porque el Tiempo, como la Escritura, como la Poesía o como el Amor, tiene su ritmo, su cadencia que, en muchas ocasiones, no es la nuestra. Por lo que parece, yo tendré que esperar  también mi turno.




FELICES FIESTAS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos echábamos de menos tus escritos. ¡qué bien leerlos de nuevo.
Felices Fiestas.
A&CO

Anónimo dijo...

Ganas de leerte más! Tendré que comprarte alguna libretita, no sea que cuando vuelvan las ganas (que volverán) no tuvieras una a mano!. Un besazo y feliz año nuevo. Núria