"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









lunes, 12 de noviembre de 2018

PREMIO NACIONAL DE LAS LETRAS - FRANCISCA AGUIRRE


La poeta ha hecho de su obra un testimonio generacional y moral. 

La poeta Francisca Aguirre (Alicante, 1930) ha ganado el Premio Nacional de las Letras que concede el Ministerio de Cultura y reconoce a toda una obra. Aguirre, que ya ganó el Nacional de Poesía en 2011, ha hecho de la escritura una forma de fijarse en el mundo, pero también de mantener una actitud de decencia contra las inclemencias sociales de una parte de la historia reciente de España. Algunos de sus libros, como Pavana del desasosiego (1999) o La herida absurda (2006), dan cuenta de esa vocación de dar en la poesía noticia de la historia. De su historia. De una biografía honesta que ha sufrido los zarpazos de la Guerra Civil, pero que más allá del rencor se ha manejado con la delicadeza de quien mira y abraza, de quien entiende la realidad como un espacio (sobre todo) de convivencia. Así, el marcado carácter existencial de la obra de Aguirre es, de algún modo, parte de la voz de una generación: la que vivió los zarpazos de la dictadura.
Este premio es un reconocimiento a una vida que se ha movido con enorme discreción, pero con la constancia y el entusiasmo de quien ha cifrado en los poemas su manera de estar en el mundo. 
Su marido, poeta y flamencólogo Félix Grande (fallecido en 2014) recibió este mismo galardón, en 2004.



Desde fuera

¿Quién sería el extraño que quisiera
conocer un paisaje como éste?
Desde fuera, la isla es infinita:
una vida resultaría escasa
para cubrir su territorio.

Desde fuera.

Pero Ítaca está dentro, o no se alcanza.
¿Y quién querría descender al fondo
de un silencio más vasto que el océano?
Silencio son sus habitantes,
silencio y ojos hacia el mar.

Desde fuera
las aguas son caminos
desde la playa son sólo frontera.
¿Y quién sería el torpe navegante
que entraría en un puerto sin faro?

Desde fuera, los dioses nos contemplan.

Desde aquí, no hay un pecho
capaz de cobijarlos:
los dioses son palabras; con el silencio, mueren.
¿Alguna vez la isla fue distinta?

Quién lo puede saber desde el aturdimiento.

Sin palabras, sin dioses, Ítaca es sólo el mar.


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