"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









martes, 3 de octubre de 2023

ANTONIO LÓPEZ



La admiración por Antonio López ha sido grande desde siempre, pero desde que, en el verano de 2011, fui a Madrid, a ver la exposición en el museo Thyssen que recogía  130 obras entre dibujos, pinturas y esculturas, de las más antiguas a algunas nunca expuestas hasta entonces y que habían sido elegidas por el propio Antonio López; está admiración, si cabe, fue mayor. Después, fue  también muy emocionante, por lo inesperado, encontrarme con  una exposición suya en Santo Domingo de Silos (Burgos) en el verano de 2019 y, desde entonces, uno de sus cuadros de rosas, abre Le coin des archives.
Hoy, he ido a ver esta pequeña exposición que se presenta en La Pedrera de la que no se puede extraer gran cosa si no conoces ya al artista. El vídeo que muestran al final del recorrido, en el que Antonio López habla sobre sí mismo y sobre su obra, ayuda a reconocer el hilo conductor de la exposición y a serenar las emociones que produce ver sus obras, porque, es eso lo que consigue este artista: que te emociones con lo que a él antes le ha emocionado y que ha plasmado en sus dibujos, sus telas o sus esculturas, consigue que te emociones con la cotidianidad, con las cosas que vemos todos los días y con la Humanidad. Este sustantivo que acabo de elegir, Humanidad, no sé si queda un poco grandilocuente, pero es el que me ha salido después de pensar en sus esculturas que, cuando las veo, me interpelan siempre. Al salir de la visita, cuando volvía a casa caminando, he pensado en  las obras de Rodin y de Maillol - los vi en una exposición conjunta en Perpiñán y también este verano, algo que tampoco me esperaba-  y las he comparado con las esculturas de Antonio López. En un ejercicio de osadía, he recordado  que, algunas de las obras de Rodin  son de gran tamaño, algunas son conjuntos escultóricos cuyos  representados son conocidos, son encargos, algunas salen de forma violenta del bloque de material con el que trabaja y las deja con aristas y trazos gruesos. Maillol, por el contrario es redondez, calidez, suavidad, serenidad. Sin embargo, en las esculturas de Antonio López no he encontrado nada de eso; por lo que se me ha ocurrido pensar sus esculturas que tienen al Hombre como medida, solo el Hombre y, aunque sabemos, en algunos casos quienes son, parece que representan a cualquier hombre, mujer,  niño o niña, como imagino que haría un escultor de la Antigüedad Clásica. De esta conclusión, se escapan las enormes cabezas de niños; estas sí que rompen con todo. Supongo que esto hace a los grandes artistas, que evolucionan sobre sus obras. 


La Fundación Catalunya La Pedrera presenta la obra de Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936), el representante por excelencia del movimiento realista español de la segunda mitad del siglo XX. De producción lenta, meditada y minuciosa, su obra no admite simplificaciones.

Pintor, escultor y dibujante, para López la realidad es, simplemente, un punto de partida, en el que el proceso es tan importante como la obra terminada. Tal y como dice el artista: "Una obra nunca se acaba, sino que lega al límite de sus propias posibilidades". Trabaja en sus cuadros a lo largo de varios años, a veces durante décadas, y con cada pincelada destila el entramado del objeto o el paisaje, hasta que consigue plasmar su esencia en el lienzo.

La exposición en La Pedrera es la primera muestra monográfica retrospectiva de Antonio López que se presenta en Barcelona, y reúne una cuidada selección de un centenar de obras —entre pintura, escultura y dibujo— que permite trazar un recorrido por la trayectoria de este artista a lo largo de siete décadas de trabajo, desde las primeras obras de juventud, de los años cincuenta, hasta su producción más reciente.

Estructurada en bloques temáticos, la muestra pone de manifiesto que ciertos motivos sobre los que el artista reflexiona persisten y, al mismo tiempo, evolucionan a lo largo de su carrera: los interiores domésticos, los paisajes y las vistas urbanas -principalmente de Madrid-, las naturalezas muertas o la figura humana.
Exposición organizada en colaboración con el Drents Museum (Assen, Países Bajos).
 

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