"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









sábado, 5 de marzo de 2011

Ítaca, siempre Ítaca. Ulises, siempre Ulises


La Odisea es una obra que ha fascinado a los lectores desde siempre, es por ello por lo que, invariablemente está de actualidad;  es lo que se entiende, en términos académicos, como un clásico, está eternamente vigente. Esta vigencia se la otorgan los lectores que se sorprenden al descubrir aspectos que les cautivan y emocionan, a pesar de ser una obra que fue escrita hace 2 800 años.
Los escritores tampoco se sustraen a esta fascinación como lectores que son y, con frecuencia, sus lecturas se reflejan en sus obras e incluso, les sirven de inspiración de sus creaciones. Así le sucedió a Kavafis, que la lectura de La Odisea le dictó este gran poema, Ítaca, hermosísima alegoría sobre la vida.

Kavafis identifica la experiencia vital con una sucesión de aventuras. Cuantas más aventuras nos acaezcan, mayor será la riqueza de nuestra existencia. El poema pone el acento en el trayecto y en las vicisitudes del viaje; teniendo a Ítaca como destino. Ítaca, las Ítacas son las razones que nos mueven a ponernos en marcha.

Si bien es cierto que la mayor parte de La Odisea la ocupa el relato del viaje de Ulises y el sinfín de contratiempos que retardan la llegada a su patria; no deberíamos atender sólo a este aspecto de la obra, porque convertiríamos a Ulises, héroe laureado por vencer en la guerra de Troya, en un mero viajero, en un aventurero. No creo que esa fuera la intención de Kavafis al escribir el poema, más bien lo que pretende es convertir a cada hombre, a cada uno de nosotros y nuestra experiencia vital por muy anodina que nos parezca, en Héroes.

No obstante, La Odisea de Homero no se acaba con la llegada de Ulises a Ítaca, a su patria, como parece insinuar el poema de Kavafis, ni mucho menos.
De ahí que podamos decir que, La Odisea no es un viaje iniciático en el sentido más puro de la palabra. Ulises ya es Ulises, ya ha demostrado quién es durante la guerra de Troya y lo va a seguir demostrando durante  los 10 años de travesía,  en los que es responsable, no solo de su vida, sino también de la de sus guerreros, a los que ayuda y le ayudan a no apartarse de su objetivo: Ítaca.

Sin embargo, será al llegar a Ítaca cuando va a tener que confirmar que es un héroe verdadero. Así, Ulises, el Astuto, deberá poner en juego sus mejores ardides para reconquistar su hogar: tiene que echar de su casa a los pretendientes de Penélope, su mujer, que intentaban suplantarlo y derrochaban su fortuna; además tiene que  aliviar y sosegar a su hijo Telémaco.
Por lo que la llegada a su patria, se convierte para Él, en una batalla personal e individual de gran envergadura, donde se juega el ser o no ser, la que le va a otorgar el estatus de Héroe, la que le va a dar fama eterna, gloria eterna.  Al lograrlo, Ulises no solo se convierte en el rey de su casa, el rey de Ítaca,  sino también en Héroe atemporal, universal; en un Hombre que ha sabido elegir vientos favorables para alcanzar su destino. 





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace mucho que leí la Odisea... no sé qué decirte... yo no interpreté tanto cuando la leí... simplemente pasé un buen rato de aventuras. Me parece a mí que muchas veces queremos poner en los autores pensamientos filosóficos o razones que son muy difíciles de comprobar. Creo que la única idea filosófica detrás de la Odisea y de otras obras de la misma época, es la diferencia entre Predeterminacion o Libertad individual con intervencion divina.

Homero creo que cree en la Libertad del hombre frente a los Dioses, los cuales influyen en su vida, pero al final el hombre es el forjador de su destino. Asi es como se construyen los Héroes, que con el paso del tiempo se convierten en semidioses. No me parece que él elija los vientos como dices tú. Los vientos vienen dados por los dioses que le zarandean de aquí para allá. Él acepta los retos (los vientos que dices tú) y lucha por dominar su propio destino, por llegar a casa (que es lo que quiere él, no lo que quieren los dioses). José Luis desde USA.

Alejandro dijo...

Viajes iniciáticos y destino...
Siento decepcionar, pero aunque conozco la historia no he tenido todavía la ocasión de poder leer la obra. Aún así creo que puedo opinar un poco respecto con "Ítaca", sin duda un poema del cual reflexionar.

Creo que no hay que mirar exclusivamente en la obra de Homero para interpretar su significado, si bien es cierto que se apoya en un tema conocido por todos como es el de las aventuras de Ulises, lo fundamental del poema es lo que sugiere: la vida misma.
Hay que vivirla, y hay que saber hacerlo; cada día es una nueva aventura que debemos aprovechar y disfrutarla al máximo, pues sabemos que tarde o temprano llegaremos al mismo destino que a todos nos aguarda, y que una vez reconozcamos nuestra Ítaca y nuestra inminente llegada podamos mirar atrás y sentirnos como héroes al ver que nos hemos enfrentado contra cíclopes y Poseidones, y hemos salido airosos.

Sin duda que Ulises ya era Ulises antes de iniciar su camino, y debió enfrentarse con más problemas con su llegada a su pueblo, pero no hay que olvidar lo fundamental:
No es más importante llegar al final del camino, sino andar el camino.

Anónimo dijo...

En mi opinión, el poema de Kavafis invita a aprovechar todas las etapas de la vida con el máximo deleite, sin miedo ni supersticiones. Desde mi humilde punto de vista tiene un tinte hedonista (búsqueda del placer) muy fuerte. La llegada a Ítaca sería la vejez de la que sólo podemos esperar sosiego y tranquilidad, pero lo ideal para él es que las etapas anteriores estén repletas de vivencias gozosas (vitalismo). En el caso de Ulises, como tú dices, el viaje se inicia con la experiencia del conocimiento previo; un conocimiento importantísimo para saber hacer frente a las adversidades, para superarlas con acierto y elegancia y para ayudarle a crecer en sabiduría. El retorno de Ulises es, para mí, el retorno al Paraíso merecido después de un largo camino de lucha y superación. Te menciono la sabiduría porque es el fin más importante que persiguen todos los pensadores clásicos y yo estoy de acuerdo con ellos. Lo único que nos diferencia de los animales es el intelecto y cultivarlo, por encima de todo lo demás, tendría que ser nuestra meta más preciada.

Anónimo dijo...

Nunca es tarde para cualquier viaje iniciatico... pero me parece que se te ha ido la mano con los 8000 años. ¿No querrías decir 2800?