"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









lunes, 10 de febrero de 2020

CUANDO LA VIDA TE SORPRENDE SOÑANDO

"La vie c'est ça, un bout de lumière qui finit dans la nuit".

Esta frase de Voyage au bout de la nuit , de L- F. Céline me sorprendió uno de estos días en los que leo un poquito por las mañanas. Me hizo pensar de nuevo en mí y en que no dejo parar mi imaginación creando y recreando historias y en lo que me gusta estar distraída en ellas y entretenida con ellas. Es como si las viviera. ¿Dónde empieza el mundo real? ¿Detrás de la puerta de la calle? No siempre. Estoy tan viva en mis cuentos que me ha llegado a aparecer que la vida la vivo los ratos que estoy en  su compañía.
Y tal vez sea por eso por lo que, me he hecho el propósito de sacar  tiempo para estar al aire libre, para pasear y ver, aunque, ni miro mucho, ni escucho mucho; pocas cosas interrumpen mis historias, pocas cosas. Tan pocas que no me enteré de quién había entrado detrás de mí, en la misma tienda que yo. No vi. Desde el mostrador me giré, al oír una voz que me resultaba familiar. Vi su espalda. Cogí lo que había pedido a la dependienta. Me volví a girar hacia la entrada, hablaba por teléfono y miraba las estanterías. Yo buscaba las butacas, pasé por el lado opuesto. Me levanté con cierta premura, quería salir de allí, no logré serenarme. Estaba en el otro lado, siempre de espaldas. Le dije a la dependienta que volvería, que tenía una urgencia. Salí sin poder decir nada, ni siquiera un saludo, seguía hablando por teléfono, recorriendo toda la tienda mirando las estanterías. Giré la primera calle a la derecha. No miré atrás. Entré en una de la tiendas a las que quería ir. La dependienta tuvo muchas atenciones, pero no compré nada. Salí de nuevo a la calle vertical y crucé al otro lado. Entré en otra tienda a la que tenía previsto ir. Me probé varias cosas. Me compré un jersey. Sin querer, estuve haciendo tiempo, al salir, volví a la tienda primera, creía que la dependienta se merecía una consideración pero, no me  quedé nada, no me encajaban.
Al ir para casa, empecé a recordar lo que había pasado. No me esperaba que algo así  fuera a sucederme este lunes avanzada la mañana y, mucho menos en ese sitio, ¡cómo lo iba a pensar! y eso que siempre ando pensando infinito! Me pilló desprevenida y no supe reaccionar, ¡qué apuro!
Todo esto se debió a un error: el día anterior, leí mal la hora de la entrega, llegué tarde y, un poco molesta conmigo misma, decidí no volver a casa e ir al centro de tiendas ¿Quién me hubiera dicho que esta decisión  anodina provocaría esta coincidencia? Es una probabilidad entre mil. ¿Cuántas veces en nuestras vidas, hemos estado próximos sin saberlo? Aquí y allí, ahora y antes. En ocasiones, las historias, las anécdotas comienzan con un error, no hace falta ser valiente  ni especialmente torpe para ayudar a que sucedan, es la magia del azar. A veces, la vida simplemente nos sorprende y más cuando andamos soñando.

Ahora que estoy retocando este escrito y he encontrado la foto que buscaba, me doy cuenta de que, en realidad, es ya un segundo error. Este corte banal de vida se debe a errores. En estos momentos, a mí, no me apetece que un error como el primero vuelva a suceder. Anhelo que llegue, por fin, el tiempo de los aciertos. 

" Faut pas espérer laisser sa peine nulle part en route". 



 *Me ha sorprendido mucho que la primera frase de Céline está muy citada en Internet, yo la he encontrado dentro de la lectura, completamente por casualidad, porque, a veces, me evadía de la lectura.

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