"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









sábado, 8 de enero de 2022

MARCAPÁGINAS XLI - OTOÑO

Va a llegar la primavera  y todavía no he subido las lecturas de este otoño. Los libros que he leído me han ayudado a concentrarme lo suficiente como para no pasar las páginas sin saber lo que he leído. Esto le conté a Núria y enseguida pensó en algún libro de los que había leído recientemente ella que me ayudara a retomar el gusto por la lectura. Me compró un libro. Lo dejé en las estanterías. Pasaron dos meses y nada. Le escribí para excusarme y, entonces, me regaló otro y, no sé por qué, teniendo a este último en las manos, me puse a leer y fue  por este último por el que empecé. Debió de ser su título que me pareció sorpresivo.

Comencé pues por Esta herida llena de peces de Lorena Salazar Masso, escritora joven colombina. Lo elegí porque Núria insistió en que era un libro precioso. Cuando llegué al final, tuve una reacción que nunca antes me había ocurrido al terminar un libro, estaba enfadada porque es un libro tristísimo y yo le había dicho que no tenía mucho ánimo para historias tristes, pero es que no siempre me hace caso.  Esta historia me resultó muy dura; no recuerdo haber leído ningún libro que me produjera este desconsuelo, el final sobre todo, el momento en el que toman la flor del paraíso como relleno, me pareció fortísimo, casi macabro y no lo era y no porque la flor del paraíso no me gusta, nunca me ha gustado, pero a partir de ahora, menos. Con todo, creo que  Lorena Salazar Masso logra imprimir en el papel la fuerza arrolladora de la vida de su país a la que los lectores extranjeros estamos desacostumbrados. La vida allí es fiera, a veces, y así la narra,  se diría que sin pulir. Debe ser por eso que,  por momentos, tuve la impresión de que ella no dominaba a la escritura , que se deja llevar por  la fuerza de la historia. Creo sinceramente que es una buena escritora y que poco a poco logrará pulir estos detalles. 

Después de  Esta herida llena de peces, seguí con el libro primero que me había regalado,  La forastera, de Olga Merino y la verdad es que no sale muy bien parado. Reconozco que si lo hubiera leído el primero y no el segundo, tal vez, no hubiera visto tan claro que es una historia que ha tenido éxito porque la autora ha sabido incluir un poco de todo lo que está de moda y hace que un libro triunfe: una chica que, después de una serie de encontronazos con la vida,  vuelve a su pequeño pueblo del que se había ido porque no temía a nadie ni a nada y nada se le ponía por delante. Un cadáver, el del rico del pueblo. Una relación homosexual no declarada. Mezquindad y envidia de los tuyos. Violencia. Un grupo de urbanitas que solo aman el dinero. El fuego como purificador de todos los pecados porque, en esta historia, los hay que pecan de pensamiento, palabra y omisión... Lo que sí me ha llamado gratamente la atención es el conocimiento que tiene del vocabulario del campo, yo lo aprendí en mi pueblo, en mi casa, aunque hubo  en el libro, alguna expresión que desconocía.
Se lee bien, pero ya está, a pesar de que la crítica lo pone por las nubes. No la veo mucho más a esta historia, aunque pueda que siga con su éxito.

Como se acercaba navidad, fue a la librería en busca del último título de Marías, pero compré varios más, entre ellos, dos de una de mis autoras preferidas, estoy hablando de Natalia Ginzburg y concretamente de Domingo y Sagitario. Todo lo que leo de esta escritora me encanta, todo. Que equilibrio el de su prosa, que maravilloso útil para contar una historia que fluye sin desbordarse, suave pero con energía. Domingo es una colección de relatos, crónicas y recuerdos en el que sabe mezclar lo suyo y lo de los otros porque se le da bien escribir sobre lo profundo del ser humano. El libro lo componen: 1- Relatos:  Septiembre,  Regreso,  El mariscal, El paso de los alemanes por Erra,  Días de aventuras, Viajes en carro,  Domingo. 2- Crónicas y recuerdosRecuerdo, Crónica de un pueblo, Campesinos, Verano, Los cuervos vuelan sobre Matera , Mujeres del sur, Infancia, En la fábrica Alluminium se vive como hace cien años , Los inválidos, Visita a los altos hornos, La casa, El miedo, Via Pallamaglio.

Sagitario. Me gustó mucho esta novela. Dibuja muy bien el carácter segurísimo de la protagonista y el apocado de la antagonista. Al final, da pena. Nadie está a salvo de los profesionales del timo.

El libro más gordo, el de Tomás Nevinson,  de Javier Marías fue el siguiente. Pensé que, a pesar de que me encanta este autor, este libro tan largo, me costaría leerlo. Sin embargo, antes de que me diera cuenta, llevaba la mitad leído. La trama está tan bien articulada, los tiempos tan bien sostenidos que vas leyendo y no es que te atrape la historia sino que son  las aristas de la historia las que te interpelan, las que hacen que te vayas planteando cuestiones morales de las importantes porque no hay nada que esté rotundamente bien o mal. Y así, en un  determinado momento, una acción está bien para la moral de  los espectadores, y los malos son los agentes secretos orquestados por los grupos de poder oscuro y otras veces, el ser buenismo tiene consecuencias colectivas nefastas.

Marías, con Tomas Nevinson, nos proporciona otra manera de enfocar el tema del terrorismo  de ETA y sus ramificaciones internacionales que poco tiene que ver con el de Patria en el que los buenos estaban claro y los malos también. Aquí cada decisión tomada tiene trampa, trampa moral.

Y esto es todo por el momento. A ver ahora cómo sigo con las lecturas. 





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