"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









domingo, 13 de febrero de 2011

PASEO INVERNAL


El día se va desperezando poco a poco del riguroso e inapelable poder de la helada que durante la noche ha caído sin prisa pero sin pausa. Los cristales se toman. Los tejados recubiertos de una  fina capa blanca de escarcha aparecen contraídos. ¡Vaya frío!

Los tímidos rayos del sol se van adueñando del aterido paisaje y hacen que las gentes también se vayan desentumeciendo al sentir, en las mejillas, el delicado sol de invierno.

Las conversaciones se van animando bajo los soportales que, en algunos tramos, el sol matinal acaricia, aunque no se hacen muy largas porque el frío acumulado en el suelo durante la noche no invita a la charla descuidada. Son los pies que tientan ese suelo enfriado, los que sugieren no entretenerse mucho, y son esos mismos pies, ávidos de sacudirse ese frío, los que me llegan hasta El Parque y es allí, donde los voy celando.

Es inevitable no dejar que la mirada se vaya posando, en esa naturaleza en otros momentos portentosa, y contemplar el juego de luces y sombras que producen los rayos al colarse entre setos, yedras, arbustos y árboles centenarios desprovistos de hojas que, ahora, han cubierto el suelo de una crujiente y ocre alfombra. La savia parece que se ha retirado a descansar. El canto de los escasos pájaros se ha vuelto más discreto, como respetando este reposo.

Esta mirada, no exenta de ciertas dosis de nostalgia, se dirige, como advertida, a los campos que se avistan desde El Castillo. Al lado de los que permanecen en barbecho, aguantando estoicos los rigores invernales que convierten en rígidos los desnudos terrones; se codean desafiantes con los que durante la sementera fueron ya sembrados y a los que las suaves gotas de rocío matutino han convertido, como por arte de magia, en un tenue tapiz verdeante.
El cerúleo cielo enmarca  la instantánea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nos recuerda a la distante y añorada tierra!
Alicia