"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









martes, 30 de diciembre de 2014

MARCAPÁGINAS - IV - VERANO

Hasta este post, había hecho un resumen de todos los libros leídos durante el año en el mes de junio, antes de la llegada del verano. Sin embargo, hoy voy a poner las reseñas, aunque no son mías, de todos los libros que he leído este verano, antes de que se me olviden. Las reseñas las he tomado directamente de la editorial porque a mí no me da tiempo a hacerlas. Es curioso, pero Le coin des archives nació con la idea de recoger las reseñas de los libros que fuera leyendo pero, como hoy por hoy, me da más palo escribir sobre los libros que leo, que sobre las películas que veo -y eso que es casi lo mismo- he preferido incluir este post que recoge algunas impresiones de cada una de las novelas veraniegas.

El primer libro que leí fue En a la orilla de Chirbes,-del que sí hice la reseña-. Esta novela densa me gustó, pero después de leerla me costó un poco decidir qué libro iba a leer después. Cayó en mis manos,  Vinieron como golondrinas de William Maxwell. Lo elegí porque el título que me pareció preciso  y porque en verano, anidan, en la cornisa de mi ventana, golondrinas que vienen a despertarme todas las mañanas. Si el título tenía este atractivo casi poético, la narración estaba en consonancia. La prosa de Maxwell es cuidada, pero liviana al mismo tiempo, ligera, de una gran sensibilidad y delicadeza. Aunque también cuenta una historia bien triste, fue justo el libro que necesita para despegarme de la historia de  Chirbes que, después de leer a Maxwell me pareció un poco más áspera. 

Después continué con esta historia refrescante y chispeante de E.M. Delafield, Diario de una dama de provincias. Es una historia divertida y, a medida que me adentraba en la historia, más pensaba en  que mi amiga P, es como la protagonista, les gusta vivir siempre hacia adelante y si se meten en líos – que se meten-, pues, ya saldrán o alguien las sacará. Hay alguna gente que este tipo de mujeres tan 'hacendosas' les desquicia, sin embargo, para mí, son ráfagas de aire fresco y es asombroso verlas manejarse en ese torbellino.

Después dudé mucho. No me suelo decantar por narradores españoles actuales, pero esta vez, y en contra de todo pronóstico, he leído varios. El primero de ellos, -mejor dicho el segundo después de Chirbes- fue  José Ovejero con La invención del amor. Es una historia muy urbana, los personajes son jóvenes de ciudad. Está bien, pero lo justo. Además, al leerla, da la impresión de que al autor le cuesta  la historia.

Luego salté al último thriller de Arturo Pérez-Reverte, El francotirador paciente. Esta historia de venganza  transcurre en varias ciudades y una de ellas es Lisboa. Dio la casualidad, de que por aquellos días Toño, Luis y Ana, me hablaron de esta ciudad, de su magia, del Tajo… Ahora entiendo por qué algunos escritores españoles se sienten tan atraídos por la capital lusa. Es una capital llena de algo, que prevalece a pesar de  la ingente cantidad de turistas que la recorre.

Siguió Al envejecer, los hombres lloranJean- Luc Seigle, que se me había olvidado y a no ser por mi libreta donde anoto todo lo que me llama la atención que tienen que ver con los libros, no lo hubiera incluido en  este post de  lecturas estivales.

Para terminar,  le llegó el turno a Mujer loca de Juan José Millás. Una novela de autoficción. Corriente narrativa que está muy de moda en la actualidad en la que  se fusionan la autobiografía y la ficción. Una nueva forma de narrar, la autoficción, que a Àlex le atrae muchísimo y a mí  menos.

Ahora ya solo me faltan las lecturas de otoño, el teatro y las exposiciones. Me parece que va a  ser imposible.


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